A finales de verano y principios de otoño los prados de la campiña asturiana se tiñen de azul. Ese color se debe al azafrán silvestre (
Crocus serotinus), que florece en esta época siendo la señal inequívoca de la llegada del otoño. Esta planta está provista de un pequeño bulbo del que brota un tallo que termina en una flor azul con una corola de estambres de color anaranjado intenso. Dentro de unas pocas semanas habrá desaparecido y no volverá a florecer hasta el siguiente año.
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