lunes, 31 de agosto de 2009

La química de la atracción

Posibles elecciones que puede realizar una hembra

La fase más importante en la vida de un organismo es la reproducción. Gracias a ella ese indiviudo es capaz de pasar sus genes a la siguiente generación, y de alguna forma, como dice Richard Dawkins, alcanzar la inmortalidad. Pero para la mayoría de los organismos, es imposible pasar esos genes si no encuentran una pareja que quiera compartir los suyos y por eso deberán asegurarse de que esa pareja tenga los mejores genes posibles para que sus futuros hijos también los tengan. En un post anterior de este mismo blog comenté que los machos de muchas especies poseen algunas características externas que hacen que sean más atractivos para las hembras, y que en ocasiones llegan a desarrollar unos atributos grotescos para llamar aun más su atención. Pero en muchas ocasiones los animales no escogen a su pareja por su físico, sino por ciertas características que no se ven a simple vista y que son un indicador más fiable de la calidad genética que la apariencia externa.

Estructura molecular del MHC

En la mayoría de los vertebrados hay un grupo de genes que está relacionado con la atracción sexual, el MHC (major histocompatibility complex, o complejo mayor de histocompatibilidad en castellano). El MHC es un grupo de genes que contiene la información necesaria para la formación de ciertas proteínas relacionadas con la respuesta inmune. Este grupo de genes son codominantes, es decir, que al contrario que ocurre con otros genes en los que hay un alelo dominante y uno recesivo, de forma que si un individuo tienen los dos alelos para un mismo gen sólo se expresaría el dominante, en el caso de los codominantes se expresarían los dos. Por ejemplo, si tenemos un alelo A (dominante) y un alelo B (recesivo), si hubiera dominancia el individuo sólo expresaría el A, pero si hubiera codominancia expresaría el A y el B. Esto tiene una gran importancia para el MHC, ya que cuantas más variantes de este grupo de genes tenga un individuo, será capaz de crear una mayor variedad de anticuerpos, por lo que estará protegido contra más infecciones o parásitos.

Cercetas comunes (Anas crecca) durante el cortejo

Según se ha demostrado experimentalmente, las hembras eligen con más frecuencia a aquellos machos que tienen un MHC distinto al suyo, de forma que la futura descendencia de ambos tendría una mayor variedad de alelos y podría formar una mayor variedad de anticuerpos. Por el contrario suelen rechazar a los machos que tengan su mismo MHC ya que su descendencia sería menos variable. Esto a su vez es un buen mecanismo para evitar la endogamia, ya que evitaría aparearse con sus parientes con los que evidentemente compartirían muchos genes. ¿Pero como puede saber una hembra cual es el MHC de un macho? Según varios trabajos publicados, el MHC además de codificar para proteínas relacionadas con la respuesta inmune codifica para otras proteínas relacionadas con el olor individual, de forma que a una hembra con un MHC de tipo A le resultará más atractivo un macho con un MHC de tipo B. En un experimento realizado con espinosos (Gasterosteus aculeatus) se demostró que las hembras preferían a aquellos machos que tenían una mayor variedad de genes para el MHC frente a los que eran poco variables. Este efecto del MHC sobre la selección de pareja se ha comprobado para otras muchas especies de grupos muy diversos como en anfibios, las aves o los mamíferos.


Quizas nos pueda parecer que a nosotros, los seres humanos, esto no nos afecta, y que somos lo suficientemente racionales como para basar nuestras elecciones en el efecto que tienen unas cuantas moléculas en nuestra nariz. Pero lo cierto es que al igual que en los peces, las ranas y los ratones, el MHC influye, y mucho, en nuestra elección de pareja. Tal y como comprobaron Wekedin y Füri en un estudio publicado en 1997, y muchos otros investigadores corroboraron en años posteriores (Roberts et al. 2005, Marck 2006, y otros), nuestras elecciones tienen mucho que ver con reacciones químicas que no podemos controlar. Al fin y al cabo, y por mucho que les pese a algunos, nuestros comportamientos siguen patrones muy parecidos a las de las moscas o los peces. En otras palabras, todos nosotros somos esclavos de nuestro pasado evolutivo.

viernes, 28 de agosto de 2009

Agujas colinegras


En el Cierrón, en la Ría de la Villa, empieza a notarse la migración postnupcial de los limícolas. Los jóvenes del año de las agujas colinegras (Limosa limosa) se agrupan en los porreos inundados en busca del alimento que les servirá para aumentar sus reservas de grasa y continuar el viaje hacia el sur.

Esta especie se reproduce en el norte de Europa y en Islandia y utiliza las zonas encharcadas y las rías del Cantábrico como una escala en su viaje hacia África, aunque un cierto número de ellas se queda en los humedales del sur peninsular.

miércoles, 26 de agosto de 2009

El viaje del Pride


El Pride of Bilbao en el puerto de Santurtzi

Acabamos de llegar de uno de esos viajes que hacía tiempo que quería hacer, el trayecto entre Santurtzi y Portsmouth en el "Pride of Bilbao". En un viaje de ida y vuelta de tres días y medio se atraviesa el Golfo de Bizkaia, uno de los mejores lugares para ver cetáceos y aves marinas de todo el Atlántico Norte, sobre todo durante finales de verano y principios de otoño.


Ruta del Pride of Bilbao a través del Golfo de Bizkaia y el Canal de la Mancha

Aparte de la observación de estos animales estos viajes son siempre una buena disculpa para encontrarse con viejos amigos, tan locos como yo y que aunque sea con menos frecuencia de la que quisiéramos coincidimos en alguno de estos saraos una o dos veces al año.

El viento del nordeste no era muy favorable, ya que suele ser sinónimo de escasez de aves marinas, pero aun así el estado de la mar era lo suficientemente bueno para que pudieramos disfrutar de la observación de varias especies de cetáceos, sobre todo rorcuales y delfines. Sorprendentemente, cuando llevábamos poco más de una hora de viaje, el barco comenzó a virar en redondo, lo que evidentemente no era una buena señal. Según nos confirmarón por megafonía, una urgencia médica de uno de los pasajeros les obligaba a regresar a puerto por lo que entre ida y vuelta zarpamos definitivamente con más de tres horas de retraso. Como comprobaríamos después este hecho condicionaría todo el viaje ya que no se cumpliría el horario de llegada a los puntos calientes de observación, los barrancos franceses, donde se asciende bruscamente desde mas de 4000 metros de profundidad hasta los 200 metros de la plataforma y que es la principal zona de alimentación tanto de los cetáceos como de las aves marinas.

Pardela cenicienta (Calonectris diomedea)

A las pocas millas de distancia de la costa apareció un grupo de pardelas cenicientas (Calonectris diomedea) que se aproximaron a la proa del barco resguardándose del fuerte viento y estuvieron surfeando entre las olas durante unos minutos hasta que desaparecieron. Entre ellas volaban un par de pardelas capirotadas (Puffinus gravis) que también se fueron descolgando del grupo hasta abandonarnos definitivamente.


Pardela capirotada (Puffinus gravis)

Parecía que el viaje se iba a animar aunque desgraciadamente después de las pardelas apenas vimos más aves marinas, lo que confirmaba una vez mas que los vientos del este no son nada buenos para su observación. Solo esperábamos que de un momento a otro apareciera algún cetáceo y buscábamos sin cesar cualquier indicio que los delatara: un soplido, un salto, una sombra sospechosa en el agua, pero no aparecía nada, la mar estaba desierta.


Zifio de Cuvier (Zyphius cavirostris)

Después de unas horas algo saltó no muy lejos del barco, y al poco tiempo saltó de nuevo y así hasta tres veces. Se trataba de un zifio de cuvier (Zyphius cavirostris) y poco después de ver a ese ejemplar otro más apareció por sorpresa nadando a estribor sin que me diera tiempo a sacarle una foto decente, pero pudimos ver perfectamente el color marrón del dorso e incluso los dos colmillos característicos de los machos. Aun había esperanzas de que se pudiera arreglar el día aunque definitivamente ya no nos daría tiempo a llegar a los barrancos antes de que anocheciera.


Jon y yo contando ballenas en sueños

Las horas fueron pasando y las ballenas no aparecían, alguien decía haber visto un lomo, alguien un soplido pero a pesar de las carreras de un lado a otro se estaban haciendo de rogar y la luz se iba acabando sin que los esperados rorcuales se dignaran a aparecer. Parecía que habría que esperar al día siguiente, aunque según decian los veteranos en estos viajes y Gorka Ocio, organizador del minicrucero, lo bueno llegaría el último día, cuando en el viaje de vuelta pasáramos de nuevo sobre los ya famosos barrancos franceses.


Paloma y Miguel Angel ("con lo bonito que es pasear por la dehesa y nosotros aquí")

Además de los fanáticos de las marinas se apuntaron a este viaje mis amigos Paloma y Miguel Angel, que en compañía de sus dos hijos cambiaron las dehesas toledanas por el Mar Cantábrico con intencion de ver ballenas, delfines y todo lo que terciara. Pero parecía que la cosa seguía sin animarse y empezaban a no creerse que realmente estuvieran ahí abajo (y yo empezaba a creerlos a ellos).

Alcatraz atlantico (Morus bassanus)

El lunes por la mañana amanecimos en el Canal de la Mancha, una zona no muy buena para los avistamientos pero que era el paso obligado hasta Portsmouth, donde estaba previsto que llegáramos a las 9 de la noche en vez de a las 6 de la tarde ya que no habíamos conseguido recuperar el retraso del primer día. Por el camino sólo vimos alguna pardela despistada y varios alcatraces (Morus bassanus), probablemente algunos de los reproductores de las colonias bretonas.

Mientras el tiempo pasaba nos entreteníamos mirando los gigantescos barcos cargados de contenedores y los petroleros que surcaban las aguas del canal. Al llegar al Portsmouth tuvimos que desembarcar y aprovechamos para tomarnos unas pintas en uno de los pubs de la localidad, no sin antes jugarnos el pellejo atravesando la carretera y saltando las vallas mientras seguíamos a Oscar, al que habíamos nominado líder de la expedición sin que a él le hiciera demasiada gracia.

De nuevo en el barco nos avisaron de un nuevo retraso, finalmente zarparíamos a la una de la mañana en vez de a las 9 de la noche, que sería el horario normal en este viaje. Las probabilidades de que pudieramos llegar a tiempo a los barrancos eran cada vez menores, pero la esperanza es lo último que se pierde y parecía imposible que el tercer día fuera a ir peor que los dos anteriores.

Al amanecer del martes nos despertamos con una considerable marejada dentro del canal, con olas que en algunos momentos superaban los 4 y 5 metros de altura, mucho viento y lluvia. La cosa se ponía cada vez mas fea y parecía que definitivamente este no iba a ser nuestro viaje.


Jesús (después de haber "respichado") y Olga a la busca de algún sintoma de vida animal

A medida que fueron pasando las horas y nos ibamos acercando al Golfo de Bizkaia la mar empezó a mejorar y se empezaron a abrir algunos claros. Aun así la cantidad de aves era mínima y los cetáceos brillaban por su ausencia. De vez en cuando alguien gritaba y tras las consiguientes carreras conseguimos ver unos cuantos fulmares (Fulmarus glacialis), pardelas y poca cosa más.


Fulmar (Fulmarus glacialis)

Lo mas destacado fueron unas pocas Gaviotas de Sabine (Xema sabini) que se acercaron al barco dejándonos que las observáramos a placer, pero la escasez de aves y sobre todo de cetáceos ya empezaba a ser sospechosa y muchos empezamos a dudar entre pasar por la quilla al txabalote Gorka o tirar por la borda a Albert, que también por aclamación popular fue considerado el gafe oficial del viaje.


Gaviota de Sabine (Xema sabini) adulta en plumaje de verano

A medida que nos adentrábamos en el Golfo de Bizkaia las condiciones iban mejorando, la marejada de la mañana había dado paso a una ligera marejadilla con olas de un metro y un cielo casi completamente despejado. Pero nada cambiaba, las horas pasaban y los rorcuales seguían sin aparecer, ni saltos, ni soplidos, ni siquiera una mancha sospechosa que nos despertara del sopor que poco a poco nos iba invadiendo a todos.



Araceli, Claudia y Paloma dormitando en cubierta

La mayoría de la gente ya se había dado por vencida, y el cansancio de tres días seguidos en pie con los ojos pegados a prismáticos y telescopios empezaba a ser considerable. Cada vez había más gente sentada por la cubierta o haciendo corrillos en los que los que los que ya habían estado en otros viajes nos contaban a los nuevos historias de ballenas, de manadas de orcas cazando delfines, de balsas de miles de pardelas y nos repetían una y otra vez que dentro de poco llegaríamos a la tierra prometida.



Nico, yo, Óscar y Jesús rendidos a la evidencia

Ya eran las 7 de la tarde cuando llegamos a la zona de los barrancos franceses, en teoría el punto culminante del viaje, aunque con 4 horas de retraso. De repente alguien avisó de que un grupo de delfines comunes de acercaban nadando hacia la proa. Necesitábamos eso para despertar del sopor y correr hacia las barandillas, ya no pedíamos ballenas, ni orcas ni cachalotes, solo algo, y los delfines eran lo más emocionante que había pasado en todo el día. Varios grupos se fueron acercando durante unos cinco minutos, no sabíamos a donde mirar porque no queríamos perdernos nada.



Delfines comunes (Delphinus delphis)

Tan rápido como aparecieron por la proa desaparecieron por la popa, pero al menos la gente que ya había dejado los prismáticos a un lado los agarró de nuevo y todos nos volvimos a pegar a las barandillas. La suerte iba a cambiar y aunque solo faltaba una hora para que oscureciera volvimos a creernos que las ballenas llegarían para alegrarnos la tarde.



Aun quedaban esperanzas

Mientras mirábamos la mar con más de mil ojos unas aletas negras mayores que las de un delfín aparecieron de repente al lado del barco. Por un momento y confundido por la espuma blanca que dejaron al sumergirse pense que se trataba de un grupo de orcas y grite todo lo que pude provocando algunos amagos de infarto en varias personas. Cuando las aletas aparecieron de nuevo me di cuenta de mi error y pude comprobar que se trataba de un pequeño grupo de calderones (Gobicephala melas). No era lo que esperaba pero al menos era algo, ya no podíamos pedir mucho más porque empezaba a anochecer y cada vez se veía menos.



Calderones de aleta larga (Gobicephala melas)

Cuando apenas quedaba algo de luz pudimos ver unas cuantas pardelas cenicientas y capirotadas surfeando las olas cerca del barco. Era evidente que estabamos en el lugar que llevábamos esperando durante horas pero desafortunadamente habíamos llegado tarde.



Había anochecido y el viaje llegaba a su fin. A la mañana siguiente llegaríamos de nuevo a Santurtzi tras tres dias de viaje. Nuestras espectativas no se habían cumplido pero a pesar de todo no estábamos tristes por ello, estabamos más tristes pensando que se había acabado el viaje y que probablemente pasarían varios meses hasta que nos volvieramos a reunir todos otra vez para hablar de ballenas y de aves marinas, a reirnos y a contarnos batallitas.

Una cosa que nunca debemos olvidar es que la Naturaleza es imprevisible y que al contrario que en un zoo o en un acuario, los animales no están enjaulados ni tienen un horario. Mientras nos despediamos después de desayunar sólo teníamos una cosa clara, el año que viene volveríamos a buscar a las ballenas. No se si veremos muchas, pocas o ninguna, si saltarán, si soplarán o si nadarán cerca del barco, pero allí estaremos y si no las vemos hablaremos de ellas.

viernes, 21 de agosto de 2009

Aguilucho cenizo


Los aguilichos son rapaces de mediano tamaño que se caracterizan por tener una cola y unas alas muy largas, lo que le permiten planear lentamente a escasa distancia del suelo en busca de sus presas. Son aves típicas de zonas desarboladas, pastizales y campos de cereal, y en el norte de la Península Ibérica donde la presencia de estos cultivos no es muy frecuente, se suelen encontrar en las campiñas interiores, rasas costeras y algunas vegas de altura.

La población de aguilucho cenizo (Circus pygargus) ha experimentado un alarmante descenso en Asturies, donde según los últimos censos, tan sólo nidificarían entre 15 y 20 parejas, sobre todo en la parte occidental.


El aguilicho cenizo es una especie migratoria que pasa el invierno en el África subsahariana, llegando a nuestras latitudes a finales de marzo y que las empiezan a abandonar a finales del mes de agosto. Hace varios años que llevo observando una pareja en la zona de los Puertos de la Bal.louta (Lena), a 1600 metros de altitud, donde es frecuente verlos mientras recorren las camperas en busca de alimento.

martes, 18 de agosto de 2009

Chinches

Spilosthetus pandurus

Los chinches son insectos de la familia de los Hemípteros de los que se han identificado más de 65.000 especies en todo el mundo. Estos insectos se caracterizan porque han modificado sus piezas bucales transformándolas en un punzón agujereado con el que succionan líquidos, ya sean animales o vegetales. Gran parte de ellos se alimentan de las plantas, para ello perforan los tallos y absorben la savia, y en algunos casos pueden originar plagas que acaban con cosechas enteras. Algunas especies, como el Spilostethus pandurus, tienen coloraciones aposemáticas para advertir a los depredadores de la toxicidad de sus tejidos y así evitar que las aves insectívoras se los coman.

Notonecta glauca

Otras especies de chinches se alimentan de animales, para ello pueden absorber directamente la sangre picando sobre las venas, o como ocurre en la mayoría de los depredadores de insectos, pueden inocular en sus víctimas una serie de enzimas que digieren los tejidos que posteriormente serán succionados. Dentro de este grupo encontramos algunos insectos acuáticos, como el Nadador de espalda (Notonecta glauca) que se caracteriza por nadar boca arriba. Esta especie respira aire atmosférico por el extremo de su abdomen. Las Notonectas son depredadores de otros insectos y también de larvas de anfibios, como renacuajos o larvas de tritón.

domingo, 16 de agosto de 2009

Migración de paseriformes por la mar


Mosquitero común (Phylloscopus collybita) posado en la jarcia de un barco

A mediados del mes de agosto muchas aves ya han terminado de criar a sus pollos y se preparan para realizar el viaje hacia sus cuarteles de invernada. Algunas siguen rutas por tierra, intentando reducir sus travesías marítimas al mínimo posible. Las grandes aves planeadoras, como las rapaces o las cigüeñas necesitan de las corrientes térmicas generadas sobre el suelo para elevarse y dejarse llevar, y por eso se suelen concentrar en grandes números en algunos puntos concretos como el estrecho de Gibraltar para dar el salto a África en el menor tiempo posible.


Mosquitero común

Muchos pequeños paseriformes también utilizan rutas que pasan la mayor parte del tiempo por tierra, lo que les permite pararse para descansar y recuperar fuerzas. Pero aunque resulte increíble, algunas de estas pequeñas aves que como el mosquitero común tan sólo pesan unos 10 gramos, realizan largas migraciones por el mar, desde las Islas Británicas hasta el Cantábrico. Durante ese viaje, que puede durar más de dos días y recorrer más de 700 km, no se alimentan ni descansan ya que no se pueden posar en el agua.

Hembra de Pinzón común (Fringilla coelebs) descansado en cubierta a 10 millas de la costa asturiana

Muchos paseriformes mueren durante el trayecto, ya sea por agotamiento o por depredación. Un cambio brusco de la dirección y la fuerza del viento puede ser suficiente para separarlos de su ruta o hacerles el viaje demasiado duro para que puedan llegar a su destino.

Si se sale en barco durante esta época no suele ser raro que algún mosquitero, alguna lavandera o algún pinzón, se posen en cubierta completamente exhaustos para descansar. Puede que esa pequeña parada les permita terminar el viaje. Una vez que llegan a la costa, después de haber perdido un 30% de su peso corporal en el trayecto, aprovecharan para alimentarse y recuperar sus reservas de grasa. Algunos ya habrán terminado el viaje y se quedarán a pasar el invierno, pero a otros aun les quedan muchos kilómetros que recorrer hasta su destino definitivo.

jueves, 13 de agosto de 2009

Naturaleza embotellada

Los osos del cercado de Proaza (Foto: EFE)

Hoy aparecía una noticia en la prensa asturiana que dejaba bien clara, una vez más, la postura actual de la Administración regional sobre la conservación de la naturaleza. En este artículo se explica el proyecto de la Consejería de Medio Ambiente de construir en Belmonte la llamada "Casa del Lobo", que incluiría un cercado de 8000 metros cuadrados donde se podrá observar una manada de estos cánidos en régimen de "semilibertad", y que según palabras de la viceconsejera será muy importante para "el reconocimiento y la consideración de la especie".

Esta consideración ha servido para que entre 2003 y 2008 se hayan matado, según los datos de la propia Administración, 171 lobos en Asturies, la mitad de los cuales han sido abatidos por cazadores furtivos o han muerto envenenados y el resto han sido sacrificados oficialmente (o como decían en Blade Runner, han sido retirados). Este reconocimiento y consideración es la que ha conseguido que el Principado de Asturias apruebe un plan que implica que cada año se mate un mayor número de ejemplares, en casi todos los concejos con presencia de la especie, incluso dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa.

Una muestra de la consideración hacia el lobo por parte de la Administración asturiana (Foto: Nel Acebal)

Los responsables políticos de la conservación en Asturies intentan convencernos de que la naturaleza embotellada es lo que necesita esta región, que no es necesario conservar las especies en su medio natural, que es suficiente con crear espacios artificiales donde recluirlas para que no molesten y para que los turistas puedan verlas sin necesidad de ensuciarse de barro. Centros como el del Oso en Proaza, el del urogallo en Sobrescobio y el que se pretende crear sobre el lobo, no hacen más que confirmarlo. Al fin y al cabo, una de las propuestas del anterior alcalde de Cabrales (ahora condenado por prevaricación) para gestionar la fauna salvaje del Parque Nacional, era meterla en cercados para que el ganado pudiera andar suelto sin peligro.

Con esto no quiero decir que estos centros no puedan desempeñar una importante función divulgativa, ni que puedan servir como una fuente de ingresos para una economía rural cada vez más precaria. El problema es que se están convirtiendo en una alternativa a una política ambiental real que no se está llevando a cabo. No se puede mentir y engañar a la población vendiendo estas instalaciones como la medida estrella para salvar de la extinción a estas especies, como en el caso de los osos de Proaza, de cuya reproducción se ha llegado a decir que es acontecimiento clave para su recuperación, cuando desde un principio ya se sabía que los posibles descendientes de estos osos cautivos nunca serían osos libres, ni nunca se pretendió que lo fueran.

Es necesario que desde la Administración se tomen medidas eficaces y valientes para evitar la degradación del medio ambiente, ya que si no se protege el hábitat no se puede proteger a las especies que allí se encuentran. Los cercados, museos y parques temáticos, de los que en Asturies ya estamos más que sobrados, no son ninguna solución y por desgracia son la triste realidad de un paraíso natural de dibujos animados del que Yogui y Bubu son nuestros ilustres embajadores.

martes, 11 de agosto de 2009

Mariposas migradoras

Mariposa de los cardos (Vanessa cardui)

Normalmente asociamos el fenómeno de la migración a las aves. Sabemos que muchas especies que se reproducen aquí, como vencejos, golondrinas o cigüeñas, a finales de verano cruzan el estrecho de Gibraltar para pasar el invierno en África, mientras que otras especies que crían en el norte de Europa empiezan a llegar ahora para pasar el invierno con nosotros.

Lo que mucha gente desconoce es que algunos insectos también emigran en busca de un mejor clima, y que en ocasiones, como ocurre en algunas especies de libélulas, llegan a realizar viajes de ida y vuelta de hasta 18.000 kilómetros, desde el sur de la India hasta África meridional, lo que constituye la migración más larga realizada por un insecto, y superior a las de muchas especies de aves. Hasta hace poco se consideraba que la migración más larga de los insectos era la de la Mariposa monarca (Danaus plexippus) que viajaba hasta 4.000 kilómetros desde el sur de Canadá hasta México, donde formaba espectaculares concentraciones de millones de individuos.

Pero no hace falta irse a la India o a Norte América para encontrar mariposas migradoras, una de nuestras especies de mariposas, bastante abundante en la cornisa cantábrica, también emigra desde África hasta nuestros campos al llegar la primavera. Se trata de la mariposa de los cardos (Vanessa cardui), que pertenece a la familia de los Ninfálidos, y este año ha sido especialmente bueno para ellas. Quizás muchos nos hayamos fijado que a lo largo de esta primavera y verano la presencia de esta especie está siendo mucho mayor que en años pasados, siendo especialmente notable en primavera cuando aparecieron por todos los sitios, desde el nivel de mar hasta la montaña. Algunas se quedaron en Asturies a reproducirse pero otras llegaron a cruzar los Pirineos en su viaje hacia el norte de Europa.

domingo, 9 de agosto de 2009

Sanguijuelas


La sanguijuela (Hirudo medicinalis) es un anélido que se encuentra frecuentemente en charcas y abrevaderos del ganado. Como probablemente todo el mundo sabe, las sanguijuelas se alimentan de sangre que succionan de sus víctimas después de quedarse adheridas a ellas. Para ello en la saliva tienen una sustancia llamada hirudina que tiene dos propiedades fundamentales: anestesiante y anticoagulante. Gracias a esta sustancia los animales que son parasitados por la sanguijuela ni se enteran de su mordisco mientras gracias a su poder anticoagulante pueden absorver la suficiente cantidad de sangre antes de que la herida cicatrice.

Las presas más comunes de las sanguijuelas son los animales que se acercan a beber a las charcas, pero en ocasiones, como puede comprobar hace unos días en una pequeña laguna de los Picos de Europa, llegan a atacar a algunos anfibios como el Tritón alpino (Mesotriton alpestris). Mientras que el efecto sobre los grandes vertebrados es mínimo, en el caso del tritón, la mordedura de la sanguijuela fue suficiente para causarle la muerte.

viernes, 7 de agosto de 2009

Cuestión de escala


Los gorgojos son unos insectos coleópteros de la familia de los Curculiónidos, de los que sólo en la Península Ibérica hay más de 1500 especies distintas. En el mundo de los insectos todo se mueve a unas escalas masivas. Sólo hace falta fijarse que en España se han resgistrado 337 especies de aves y poco más de 100 especies de mamíferos, según los últimos Atlas de especies reproductoras, por lo que aves y mamíferos sumados sólo representarían una tercera parte del número de especies de gorgojos, que a su vez son sólo una pequeña fracción del total de especies de insectos que se han descrito en nuestro país.

Para darnos una idea de la cantidad de especies de insectos que hay en el planeta hay que tener en cuenta que de todas las especies animales que se han descrito, el 80% de ellas (aproximadamente 1.000.000 de especies) corresponden a insectos, y probablemente sólo conozcamos algunas de ellas.

Pero aun más sorprendente resulta si la unidad de medida es la biomasa, que se definiría como la materia total de los seres que viven en un lugar determinado. A pesar de que la mayoría de los insectos son de pequeño tamaño y su peso individual no suele sobrepasar en muchos casos ni una décima de gramo, el peso total de todos ellos es inmenso. Por ejemplo, Duvignaud, investigador francés en el campo de la ecología forestal, calculó que la biomasa media de los insectos en los bosques de Europa occidental era de 5kg por hectarea, mientras que las del conjunto de aves y mamíferos en los mismos bosques era tan sólo de 1,3 kg/ha. Si esto lo extrapolamos a una escala planetaria, las cifrás resultan inabarcables, ya que según algunas estimaciones, la biomasa total de insectos en el mundo rondaría los 65.000 millones de toneladas (frente a los 250 millones de toneladas que representarían los seres humanos, sólo un 0,33% de la biomasa total).

Probablemente cuando volvamos a ver a un pequeño gorgojo como el de la fotografía, de menos de 1 centímetro de longitud total, ya no nos parezca tan insignificante. A todo esto, ¿alguien sabe de que especie se trata?

miércoles, 5 de agosto de 2009

La falacia de las repoblaciones del Salmón

Desove artificial de una hembra de Salmón Atlántico

Que el Salmón (Salmo salar) en la Península Ibérica se encuentra en una situación límite es un hecho que ya nadie puede discutir. También es un hecho que aunque este año haya sido el que menos capturas se han registrado, esta especie realmente toco fondo hace ya muchos años, cuando el paulatino descenso de capturas hacía presagiar lo inevitable, la extinción del salmón más pronto que tarde. Ante esta situación, aparte de las matanzas indiscriminadas de depredadores, la única medida que se ha tomado hasta el momento ha sido la de aumentar las repoblaciones con peces criados en cautividad, dando por hecho que los peces se habían olvidado de como reproducirse y que había que echarles una mano.

Actualmente, además de la propia Administración, las asociaciones de pescadores son las encargadas de realizar todo el proceso de la repoblación, desde los desoves y cría en cautividad de los alevines, hasta la suelta de los mismos. Y el número de alevines repoblados no ha dejado de aumentar, pasándose de los 28.900 soltados en 1992 a cerca de 1.300.000 alevines soltados en 2008. Pero los resultados no han sido los esperados, y como veremos más adelante el número de individuos que se pescan procedentes de individuos repoblados no llegan, ni siquiera, al 1% del total de individuos pescados anualmente.

Bastidores con puestas fecundadas en una piscifactoria de la Administración asturiana

Las causas del fracaso de las repoblaciones son muchas y muy variadas, hay cientos de artículos que describen los problemas de las repoblaciones, desde problemas de comportamiento de los alevines hasta problemas genéticos, y voy a intentar resumirlos brevemente:

a) Problemas asociados a la selección de reproductores y los desoves artificiales: los reproductores son capturados cuando remontan el río, son estabulados hasta que maduran (proceso en el que muchos mueren) y posteriormente se realizan los cruces siguiendo criterios puramente subjetivos, obviando cualquier proceso de selección sexual de los padres como ocurriría en la Naturaleza.

b) Problemas asociados a la crianza en cautividad: los alevines nacidos y criados en una piscifactoría sufren un proceso de domesticación en el que la ausencia de depredadores propicia un relajamiento de los mecanismos de defensa anti-depredador y una ausencia de selección natural de los ejemplares menos aptos. Por otra parte se encuentran en un ambiente en el que reciben alimento regularmente y en abundancia, por lo que crecen más rápido de lo normal y no aprenden a buscar comida por sí mismos. Este ha sido el tema de estudio de mi tesis doctoral.

c) Deterioro de las relaciones sociales: los animales se encuentran en una densidad anormalmente elevada, lo que produce un deterioro en las relaciones sociales, no se establecen jerarquías y se puede decir que una vez soltados serán unos "anormales" socialmente hablando.

d) Condiciones artificiales de cría: durante todo el proceso de crianza de los alevines, las fluctuaciones de temperatura y flujo de agua son moderadas ya que se interviene cuando hay problemas, de esta forma los peces no se adaptarán al medio fluctuante y variable que se encontrarán en el río.


Alevines recien nacidos de Salmón

Pero aparte de estos importantes problemas de comportamiento y adaptación que sufren los salmones durante su fase de crianza en cautividad, hay importantes problemas genéticos y de salud que hay que tener en cuenta, no sólo para los propios peces de repoblación, sino también para los peces salvajes que entrarán en contacto con ellos. Los más importantes son los siguientes:

a) Número de reproductores: el número de reproductores es muy pequeño y la cantidad de alevines obtenidos es muy elevado en relación a ese número. Esto produce una reducción de la variabilidad genética y un aumento de los fenómenos de deriva génica. Solo hay que tener en cuenta que si en un río se reproducen de forma natural varios cientos de salmones y el resultado son unos pocos alevines por cada pareja los que emigran al mar, nosotros estamos desovando unas pocas decenas (40-50 adultos al año por río como mucho) y soltando más de un millón de peces de esos pocos padres.

b) El problema se incrementa si las políticas de repoblación se dirigen a compensar la sobreexplotación de las poblaciones naturales, produciéndose una Erosión doble de la diversidad genética. Esto quiere decir que si por una parte eliminamos reproductores naturales del río mediante pesca deportiva, y por otra los alevines que soltamos son descendientes de un reducido número de reproductores el problema se magnifica.

Y para rematar hay que añadir los problemas ambientales y de salud que producen las repoblaciones:

a) Contaminación: las piscifactorías producen toneladas de desechos producto de los restos de pienso no consumido, excrementos de los peces, restos de medicamentos y residuos de las propias instalaciones.

b) Enfermedades: el mantenimiento de miles de alevines en un pequeño espacio propicia la aparición y rápida propagación de enfermedades que causan la muerte de muchos peces y que corren el peligro de propagarse al río una vez que los peces son soltados.

Resultado de las repoblaciones y recapturas de Salmon en el periodo 1992-1999 (pinchar para ampliar)

Pero quizás lo mejor para darse cuenta de la falacia de las repoblaciones sea dejar a un lado todas estas consideraciones y fijarse en los datos, datos que posee la administración y por supuesto las propias asociaciones de pescadores. En la tabla anterior se muestran los datos de repoblaciones y capturas en el periodo 1992-1999. Teniendo en cuenta que los peces soltados retornarán al río aproximadamente a los dos años las cifras lo dicen todo: se capturaron el 0,0044% de los peces soltados y sólo el 0,63% de los peces pescados correspondían a peces procedentes de repoblaciones (que son marcados antes de ser soltados).

Que cada uno saque sus propias conclusiones y se pregunte por qué se sigue fomentando la repoblación antes que otras soluciones.

Mientras tanto en la prensa siguen apareciendo cartas, desde las que apoyan tomar soluciones drásticas que pasan por una actuación radical sobre los ríos y sobre el número de licencias, como la excelente carta aparecida hoy mismo y firmada por Alberto Carlos Polledo, a la opuesta, firmada por José Antonio Suárez, vicepresidente de la Asociación de pescadores "Las Mestas del Narcea" en la que literalmente dice que "la presión de los pescadores no es alta, se han tomado medidas". ¿cuáles?

lunes, 3 de agosto de 2009

¿Son celosos los animales?

Colonia de Alcatraces (Morus bassanus) en Bass Rock (Escocia)

En Psicología se definen los celos como el miedo o la reacción de rabia que se produce en un individuo cuando teme perder a su pareja. Normalmente se piensa que los celos son una reacción característica de la especie humana, aunque lo cierto es que este comportamiento también se da en muchas especies animales y es una predicción lógica de la teoría evolutiva. Incluso en aquellas especies tradicionalmente consideradas como monógamas y fieles, como las aves marinas, son frecuentes las infidelidades y también las reacciones de celos y de agresividad hacia los posibles intrusos.

El significado de los celos es distinto para los machos y para las hembras, en los machos el miedo a la infidelidad ocurre ante la incertidumbre de la paternidad mientras que en las hembras esa incertidumbre no existe ya que los hijos serán siempre de ellas. Los celos en las hembras se producen en aquellas especies en las que se necesita un cuidado biparental para mantener a la descendencia y la pérdida o ausencia del macho puede afectar a la supervivencia de la misma.

Durante el amplexus de la Rana temporaria otros machos esperan para fertilizar la puesta

Las reacciones de celos que han recibido una mayor atención por parte de los investigadores son aquellas en las que los machos permanecen junto a la hembra hasta que se haya asegurado la fecundación del óvulo. En ecología evolutiva a este comportamiento se le conoce como "mate guarding" (que se podría traducir más o menos como "vigilancia de la pareja"). El objeto de este comportamiento es asegurar la paternidad de la descendencia y por eso el macho no se separará de la hembra hasta que termine su periodo fértil.

Típico caso de "mate guarding" en el Azulón (Anas platyrhynchos)

En el caso de las aves con puestas múltiples, la hembra pone un huevo al día o cada dos días hasta que ésta se completa. En estas especies, el óvulo se fecunda cuando se encuentra en el oviducto, antes de formarse las envueltas externas y la cáscara, por lo que teóricamente cada huevo podría ser fecundado por un macho distinto cada día. En los azulones (Anas platyrhynchos) es la hembra la que lleva todo el peso de la incubación y la crianza de los pollos, pero durante el periodo previo a la puesta y hasta que ponga el último huevo y se retire a incubar, el macho no se separará de ella ni un momento. De esta forma, al aparearse con ella diariamente e impedir que otros machos lo hagan, se asegurará de que todos los huevos habrán sido fecundados por él.

Cópula de Rhagonycha fulva

En muchas especies de insectos, los machos aseguran su descendencia permaneciendo físicamente unidos a la hembra durante mucho tiempo, en ocasiones durante varios días. Los machos de coraceros o Sanjuaninos (Rhagonycha fulva) después de copular con la hembra siguen unidos a ella, y aunque la transferencia de esperma se haya producido al principio de la cópula, de esta forma evitan el apareamiento de un segundo macho. Una vez que haya transcurrido el tiempo suficiente para que no haya riesgo de que la hembra sea fecundada por otro, la pareja se separará, la hembra pondrá sus huevos y el macho habrá asegurado su paternidad.


El macho de Pyrrhosoma nymphula sujeta a la hembra durante la puesta

En otras especies, los machos no se fían de las hembras hasta que no se haya producido la puesta de los huevos. Los machos de caballito del diablo (Zygoptera) después del apareamiento siguen agarrados a la hembra y la acompañan hasta el lugar de puesta. Estos celos exagerados se producen porque los machos de caballito del diablo tienen unas estructuras morfológicas especializadas que tienen la misión de eliminar el esperma del macho anterior para sustituirlo por el suyo. Para los caballitos toda precaución es poca para asegurar que sus genes pasen a la siguiente generación.

sábado, 1 de agosto de 2009

El salmón toca fondo y me cabrea

Hoy se ha terminado oficialmente la temporada de pesca de Salmón (Salmo salar) en Asturies y los resultados, no por esperados, resultan menos dramáticos. Este año se han pescado oficialmente 356 salmones, la cifra más baja de la historia desde que se tienen registros oficiales. Pero estas cifras resultan aun más alarmantes si tenemos en cuenta que el número de permisos de pesca de esta especie ha aumentado un 340% en tan sólo 20 años, por lo que el esfuerzo para matar esos 356 animales se ha multiplicado por cinco.

Evolución del número de salmones precintados y de los permisos de pesca de salmón en Asturies

Este pez, del que hace poco más de un siglo se pescaban con redes varias toneladas al año sólo en el río Nalón, se encuentra ahora en peligro de extinción, y aunque resulte increíble se sigue pescando. Los encargados de la gestión de esta especie siguen viendo al salmón como una bolsa de dinero que remonta el río, sólo piensan en lo que reciben por la expedición de permisos, licencias y cotos, sólo ven el dinero que deja en los restaurante y hoteles de los pueblos ribereños. Y para colmo se encuentran a merced de las presiones ejercidas por el lobby de los pescadores deportivos que hace tiempo que les tomaron la medida, siendo ellos los que dictan las normas que se han de aplicar para su conservación, o mejor dicho, para la conservación de su afición, siempre pensando en ellos, nunca en el salmón.

Lucha de dos machos de salmón en la zona de desove

Los más de 40.000 pescadores deportivos que tienen licencia en Asturies son los primeros en buscar culpables a este descenso de capturas. Pidieron que se mataran cormoranes grandes porque según ellos se comían a "sus peces", y lo consiguieron, pidieron que se regulara el uso de piraguas en los ríos porque molestaban a "sus peces", y lo consiguieron, pidieron subvenciones para repoblar los ríos con "sus peces", y lo consiguieron. Pero se están dando cuenta de que todo esto no sirve para nada y que la situación va cada vez a peor. Ahora reclaman más sangre, ahora exigen que se mate a las nutrias, a las garzas reales y a los martines pescadores. Culpan a la pesca profesional en alta mar, a las presas y a los embalses, pero salvo contadas excepciones nunca se culpan a ellos, que son los que matan a los salmones cuando llegan al río a desovar. Nunca piden una reducción del número de licencias, ni que se acorte la temporada de pesca, ni que se veden tramos de río. Y la Administración asturiana se lo agradece, y sigue dando más y más permisos, y sigue prolongando la temporada de pesca, y sigue cediendo a sus presiones y subvencionando a sus asociaciones con dinero público.

Salmones remontando el río

Y a mi esto me cabrea, me irrita y me disgusta. Me cabrea que un colectivo de aficionados a la pesca se haya autoproclamado el dueño y señor del río y de todo lo que contiene. Me irrita que la Administración se baje los pantalones ante esta gente, que ceda a sus presiones, que promueva y financie matanzas indiscriminadas de cormoranes, y que siga permitiendo que se mate a un pez increíble y maravilloso condenándolo a la extinción. Me disgusta que dentro de pocos años no pueda ir a los frezaderos a ver los salmones desovar, ni que los vuelva a ver remontar las cascadas del Dobra. Para entonces, los pescadores ya habrán acabado con él, y cogerán sus bártulos y se irán a Escocia o a Noruega a seguir pescándolo para hacerse fotos de recuerdo.

NOTA: Quisiera añadir a este comentario una carta aparecida en el periódico regional La Nueva España en la que un pescador, Juan Delibes, expresa sus opiniones sobre la situación actual del Salmón. Casualmente lleva un título muy parecido al de este post y tengo que admitir que coincido casi al 100% con todo lo que dice en ella. Probablemente si el resto de pescadores compartiera sus ideas, la situación sería muy distinta a la actual. LEER CARTA