En Psicología se definen los celos como el miedo o la reacción de rabia que se produce en un individuo cuando teme perder a su pareja. Normalmente se piensa que los celos son una reacción característica de la especie humana, aunque lo cierto es que este comportamiento también se da en muchas especies animales y es una predicción lógica de la teoría evolutiva. Incluso en aquellas especies tradicionalmente consideradas como monógamas y fieles, como las aves marinas, son frecuentes las infidelidades y también las reacciones de celos y de agresividad hacia los posibles intrusos.
El significado de los celos es distinto para los machos y para las hembras, en los machos el miedo a la infidelidad ocurre ante la incertidumbre de la paternidad mientras que en las hembras esa incertidumbre no existe ya que los hijos serán siempre de ellas. Los celos en las hembras se producen en aquellas especies en las que se necesita un cuidado biparental para mantener a la descendencia y la pérdida o ausencia del macho puede afectar a la supervivencia de la misma.
Las reacciones de celos que han recibido una mayor atención por parte de los investigadores son aquellas en las que los machos permanecen junto a la hembra hasta que se haya asegurado la fecundación del óvulo. En ecología evolutiva a este comportamiento se le conoce como "mate guarding" (que se podría traducir más o menos como "vigilancia de la pareja"). El objeto de este comportamiento es asegurar la paternidad de la descendencia y por eso el macho no se separará de la hembra hasta que termine su periodo fértil.
En el caso de las aves con puestas múltiples, la hembra pone un huevo al día o cada dos días hasta que ésta se completa. En estas especies, el óvulo se fecunda cuando se encuentra en el oviducto, antes de formarse las envueltas externas y la cáscara, por lo que teóricamente cada huevo podría ser fecundado por un macho distinto cada día. En los azulones (Anas platyrhynchos) es la hembra la que lleva todo el peso de la incubación y la crianza de los pollos, pero durante el periodo previo a la puesta y hasta que ponga el último huevo y se retire a incubar, el macho no se separará de ella ni un momento. De esta forma, al aparearse con ella diariamente e impedir que otros machos lo hagan, se asegurará de que todos los huevos habrán sido fecundados por él.
En muchas especies de insectos, los machos aseguran su descendencia permaneciendo físicamente unidos a la hembra durante mucho tiempo, en ocasiones durante varios días. Los machos de coraceros o Sanjuaninos (Rhagonycha fulva) después de copular con la hembra siguen unidos a ella, y aunque la transferencia de esperma se haya producido al principio de la cópula, de esta forma evitan el apareamiento de un segundo macho. Una vez que haya transcurrido el tiempo suficiente para que no haya riesgo de que la hembra sea fecundada por otro, la pareja se separará, la hembra pondrá sus huevos y el macho habrá asegurado su paternidad.
El macho de Pyrrhosoma nymphula sujeta a la hembra durante la puesta
En otras especies, los machos no se fían de las hembras hasta que no se haya producido la puesta de los huevos. Los machos de caballito del diablo (Zygoptera) después del apareamiento siguen agarrados a la hembra y la acompañan hasta el lugar de puesta. Estos celos exagerados se producen porque los machos de caballito del diablo tienen unas estructuras morfológicas especializadas que tienen la misión de eliminar el esperma del macho anterior para sustituirlo por el suyo. Para los caballitos toda precaución es poca para asegurar que sus genes pasen a la siguiente generación.
Magnificamente comentado y documentado.Felicidades por tu blog.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita Esteba, un saludo
ResponderEliminarUn ejemplo extremo de dimorfismo sexual en los peces abisales. El macho de Melanocetus johnsonii desarrolla un olfato notable, para detectar las feromonas de la hembra próxima en el agua. Carece de aparato digestivo. Deben encontrar una hembra rápidamente, o sus reservas se agotarán y morirá. Cuando la halla, se pega a su vientre, y segrega una enzima que digiere la piel, y su boca se fusions a nivel de vasos sanguíneos. El macho luego se atrofia para convertirse en un apéndice reproductor y emitir semen en respuesta a las hormonas en la sangre de la hembra.
ResponderEliminarHola Yoly, si es un buen ejemplo. Además en las profundidades abisales las probabilidades de encontrar pareja son muy reducidas y por eso tienen que aprovechar las pocas que tienen. La mejor forma es pegarse a la hembra cuando la encuentran porque probablemente si no lo hacen morirán antes de encontrar a otra.
ResponderEliminarun saludo