Bando de estorninos, al fondo la Sierra del Aramo (Asturies)
Los grandes bandos de estorninos pintos (Sturnus vulgaris) que hace pocas semanas nublaban el cielo al atardecer, empiezan a hacerse cada vez más pequeños. Si hace un mes se juntaban para dormir hasta 100.000 aves, ahora el grupo no supera apenas los 1000 ejemplares. El gran dormidero que desde hace un par de años ocupa un zarzal cercano a Uvieo (Asturies) está empezando a vaciarse. La mayoría de los estorninos han emigrado hacia sus lugares de reproducción en el norte de Europa y día a día se van quedando menos aves a pasar la noche.
A pesar de que las cifras ya no son tan impresionantes sigue siendo un espéctaculo esperar a que se acabe el día para ver llegar a estas aves. Cuando falta media hora para oscurecer empiezan a aparecer las primeras, se van posando en los postes y árboles cercanos y esperan al resto. Poco a poco van llegando más grupos y se unen a los grupos anteriores hasta que al alcanzar un determinado número se levantan todos juntos y empiezan a hacer figuras en el aire, contrayéndose y expandiéndose como si se tratara de un organismo gelatinoso.
Desde hace tiempo se sabe que en un bando de estorninos no hay un líder que dirige al grupo sino que se trata de un sistema descentralizado en el que el movimiento se crea por la interacción de todos los individuos. En un artículo publicado en el año 2007, un grupo de investigadores italianos demostraron que los pájaros no estaban afectados por el movimiento del resto de aves del grupo, sino que sólo les afectaba el movimiento de los seis estorninos más cercanos a ellos. Por eso, cuando se produce el ataque de un depredador, como un halcón o un gavilán, sobre un ave, su reacción afecta secuencialmente a todo el grupo.
El agrupamiento de las aves en grandes bandos es un tipo de comportamiento antidepredador muy efectivo, ya que a los depredadores les es extremadamente difícil fijar la atención en un sólo individuo y fallan muchos de los ataques. Antes de que llegaran las aves a dormir observamos llegar a un gavilán que se posó en un árbol cercano, ya sabía que faltaba poco para que llegaran y había que intentarlo.
Estornino depredado, probablemente por un gavilán (Accipiter nisus)
Cuando había oscurecido y todos dormían seguros en medio del zarzal encontramos el cadaver depredado de uno de ellos entre la maleza. La noche anterior no le acompañó la suerte.
Referencias
Ballerini, M., Cabibbo, N., Candelier, R., Cavagna, A., Cisbani, E., Giardina, I., Lecomte, V., Orlandi, A., Parisi, G., Procaccini, A., Viale, M., & Zdravkovic, V. (2008). From the Cover: Interaction ruling animal collective behavior depends on topological rather than metric distance: Evidence from a field study Proceedings of the National Academy of Sciences, 105 (4), 1232-1237 DOI: 10.1073/pnas.0711437105