Colonia de alcatraces en Bass Rock (Escocia)
La cría colonial ha aparecido independientemente en numerosas ocasiones en la escala evolutiva. Numerosas especies de aves y mamíferos se reúnen durante la época de reproducción en colonias que en ocasiones pueden reunir a varios miles e incluso millones de individuos, como ocurre en algunas colonias de pingüinos. Si nos parece agobiante la vida en una ciudad humana, podemos imaginarnos como se puede sentir un alcatraz en una colonia de más de 50.000 individuos separados entre sí por menos de un metro de distancia y en la que contínuamente es atacado por su vecino si se atreves a cruzar el límite de tu propio nido.
Si esto ha ocurrido y sigue ocurriendo los beneficios aportados tienen que ser mayores que los evidentes inconvenientes de estas aglomeraciones, como por ejemplo la facilidad de transmisión de enfermedades y parásitos o la mayor competencia por el alimento y las parejas. Una de las primeras hipótesis que se han formulado para explicar la cría colonial es la que afirma que los animales se juntan para protejerse de los depredadores, o sea, que la unión hace la fuerza y será más fácil defenderse de un depredador potencial si todos los individuos unen sus fuerzas para auyentarlo. Sin embargo, algunos estudios han propuesto exactamente lo contrario, o sea que estas agregaciones no sólo no sirven de protección sino que pueden hacer que los individuos sean más vulnerables, ya que las colonias serán mucho más conspicuas para los depredadores y atraerán más su atención que una pareja solitaria.
Colonia de pingüinos emperadores en la Antártida (Fotopress)
Detalle de una colonia mixta de araos, cormoranes moñudos y gaviotas tridáctilas
Esta nueva hipótesis, se apoya asimismo en dos nuevas hipótesis: (a) la "selección de hábitat" según la cual los nuevos individuos que lleguen a la colonia imitarán la elección de hábitat de aquellos conespecíficos que hayan tenido un elevado éxito reproductor, por lo que construirán su nido (en el caso de las aves) lo más cerca de ellos; y (b) la selección sexual (en este caso denominada "hidden lek") que propone que los machos monógamos de las especies coloniales agregan sus nidos por el mismo mecanismo por el que los machos de las especies que forman leks de apareamiento, como los gallos liras o los urogallos, se unen en los lugares de exibición.
Referencias
Wagner, R. (2000). Colonies as byproducts of commodity selection Behavioral Ecology, 11 (5), 572-573 DOI: 10.1093/beheco/11.5.572
Como casi siempre, David:
ResponderEliminarInteresantísimo. Nunca se cansa uno de aprender.
Por lo que he podido entender de lo leído (a ver si no meto mucho la pata explicándome) lo que nos cuentas resumidamente es una teoría, una hipótesis basada en unas observaciones. En el caso del cormorán moñudo asturiano que vosotros lleváis estudiando varios años, el comportamiento de los jóvenes no reproductores parece reforzar esa teoría.
Si lo que acabo de escribir no es correcto, porfa ¿podrías corregirme = explicarme más "llanamente" (aún)?
Gracias.
Nacho.
Hola Nacho, pues si, entendiste bien. La teoría de la selección de bienes de basa en datos empíricos, en muchas especies, no sólo de aves marinas, todo parece indicar que lo que las aves buscan son ciertas ventajas, como por ejemplo un buen sitio para hacer el nido, que hace que finalmente se agrupen en lugares, rocas o acantilados, donde abunden esos sitios. Por otra parte, lo de los juveniles de moñudo, que también se vio en otras colonias como en Cíes, parece dejar claro que los animales buscan ciertos indicadores, como la productividad de la colonia (en el sentido de pollos producidos) para decidirse a criar en un determinado sitio.
ResponderEliminarun saludo
Pues gracias de nuevo.
ResponderEliminarAsí que en el caso de los moñudos, además de un buen sitio, buscan un sitio donde haya condiciones como papeo, protección, etcétera, que les permita sacar más pollos que en otras colonias que parezcan que también están en un buen enclave.
Nacho.