jueves, 2 de septiembre de 2010

Osos en buena compañía

Hay algunos días de monte que son difíciles de olvidar y el martes pasado fue uno de esos. Hacía más de un año que Héctor Ruiz había contactado conmigo para comentarme unas cosas sobre unas ranas que había fotografiado cerca de Ubiña. Desde entonces seguimos en contacto para hablar de anfibios y de los sitios que conocíamos donde criaban los sapos parteros y los sapos corredores, pero también sobre el monte o sobre la Biología, y sobre los tumbos y trompazos que nos damos los que nos dedicamos a esto. Lo cierto es que a Héctor ya lo conocía desde hacía más tiempo por su blog, Zona Osera, unos de los mejores blogs que he visitado, con unos textos y unas fotografías que ya desearían muchos fotógrafos profesionales para ellos.

El caso es que este pasado martes quedé con él y con su padre para dar una vuelta por el monte, sin nada previsto, aunque si la suerte acompañaba quizás pudieramos  ver a uno de los gatos monteses que ellos conocen casi como si los hubieran criado en casa, los distinguen por su cara, por las marcas de sus orejas y por el color de su pelo.

Buscamos por los prados donde solían verlos pero esta vez no quisieron aparecer. Aquí no hay un guión escrito, y nada se puede asegurar cuando hablamos de animales salvajes. Los animales no fichan, por mucho que algunos burócratas y políticos se empeñen en hacernos creer mientras meten en jaulas y cercados a osos, lobos y urogallos para que los turistas sólo tengan que asomarse a la ventanilla del coche a "disfrutar de la Naturaleza".

Pero cuando íbamos a mirar unos prados cercanos paramos a un lado de la carretera donde había unos coches aparcados. Había unas cuantas personas mirando por el telescopio hacia un canchal a mas de 800 metros de distancia, y al mirar hacia allí los vimos, eran una osa y sus dos esbardos, que comían traquilamente los frutos de unos escuernacabras.

 


Héctor y su padre ya los habían visto unos días atrás en esa zona, pero lo que menos me imaginaba era que ese día los vería yo también. Puedes pasarte años pateando el monte y nunca ver un oso cantábrico, y yo que el año pasado había conseguido al fin ver a uno fugazmente durante un par de segundos, estaba en ese momento viendo a una osa y sus crías, sin rejas ni cercados.


En estos meses los osos tienen que comer abundantemente para aumentar las reservas de grasa con las que se mantendrán durante la hibernación. A los frutos de los escuernacabras les seguirán los arándanos y más tarde las avellanas. Este primer invierno los esbardos hibernarán con su madre en la misma osera, pero para el año que viene, cuando ya hayan crecido lo suficiente, se independizarán.

Durante el tiempo que esté con ellos la madre defenderá a sus hijos de los posibles depredadores, y tendrá que estar especialmente atenta a los machos de su propia especie, que pueden ser sus peores enemigos, ya que llegan a matarlos con el fin de que su madre entre en celo, en un claro ejemplo de infanticidio sexual.


A pesar de la distancia a la que estaban los osos, que hacía completamente imposible que con mi equipo pudiera sacarles una imagen decente, quiso la casualidad que en ese mismo sitio estuviera mi amigo José Antonio, que parece oler a estos animales desde cientos de kilometros de distancia, y que me dejara su teleobjetivo durante unos minutos para que pudiera hacer las fotos que veis en este post.


Después de observarlos durante media hora, y también a varios rebecos y una corza que se encontraban por los alrededores, seguimos el camino a ver si algún gato se dejaba ver, pero parecía que ese no era su día.

Ya era de noche cuando me despedí de Héctor y de Tino en lo que sin duda fue uno de esos días que no se olvidan. Da gusto salir al campo con gente así, que se conocen cada rincón, cada piedra y cada árbol, y que a pesar de todo siguen disfrutando como el primer día de todo lo que encuentran, da lo mismo que sea un oso, que una víbora o un sapillo pintojo.

9 comentarios:

  1. Buenos días David: Llego tarde al trabajo, por culpa tuya. Guauuuu. Lo que más sueña un naturalista, ver osos, lobos y linces... ¡Que suerte teneis con esa naturaleza!
    Lo de los animales en cercados, bueno, ¿que quieres para que los civitats los vean alguna vez? JESÚS

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  2. Qué envidia me das. Y de Héctor y familia también la tengo, por sus amplios conocimientos. Enhorabuena, desde luego que da gusto con gente así, sí. Cuánto que aprender.

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  3. Hola Jesús y Mamen, gracias por los comentarios, la verdad es que fue una experiencia increíble, de esas que no se olvidan.
    un saludod

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  4. Muchas gracias tío, el placer ha sido nuestro. Aqui estamos pa lo que haga falta. Un abrazo

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  5. ¡Vaya, David! Llegar y besar el santo; claro, otro santo más robusto.
    Mi más sincera enhorabuena, pues los ganaderos en vez de cercar sus animales, prefieren hacerlo con los osos. Creo que entre las subvenciones que reciben, bien podrían emplear algo en tomar dichas medidas pero para su ganado, y dejar en paz el resto de especies protegidas que para eso pagamos impuestos, para que sigan protegidas.

    No quiero ponerte los dientes largos David, pero hace unos años en diciembre sobre una gran nevada y transitando con el coche, pude ver sin bajarme de él, a una madre con sus tres jóvenes cruzando la carretera con sorprendente parsimonia.
    Una gran observación y un gran recuerdo. Tampoco iba precisamente a ver gatos. A ver si algún día veo a los osos.
    Suerte.

    Saludos.

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  6. Hola Jesús, que conste que a mi, algunos casos como los de las osas de Proaza no me parecen del todo mal, ya que eran osas que no podían ser devueltas a la naturaleza, y además porque como comentas pueden tener una imortante labor social e incluso pueden ayudar a la economía del concejo donde se encuentra.
    Lo que me parece mal es que la política ambienta, y sobre todo la de conservación de especies, por parte del principado, se base casi exclusivamente en mantener esos cercados, invirtiendo muchísimo más dinero en eso y en un montón de edificios y museos, que en proteger la naturaleza real, la de verdad. Mientras por un lado hacen un cercado para mantener una manada de lobos, por otro se están cargando lobos incluso dentro de un paruqe nacional como el de Picos. Eso me parece lamentable y vergonzoso.

    Javier, gracias por el comentario y Héctor, ya nos veremos pronto por aqui o por alli.

    un saludo a todos

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  7. Qué linda experiencia. Soy estudiante de medicina, y desde mis inicios me enamoré perdidamente de la biología celular, entonces adquirí el libro "Biología" de Solomon-Berg-Martin, para adentrarme más en la biología general, lo leo de a poco hace unos años. Eh, en el citado material, 5ta edición, creo que en el capítulo uno, hay una foto de un biólogo atado a un árbol, muy alto, tomando muestras, y recuerdo que al ver por primera vez la imagen pensé: "este es el hombre más feliz de la Tierra" ¡aaajaja! Un abrazo desde Paraguay.

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  8. Supongo que ese día habrás gozado un montón viendo a esa osa con los esbardos en plena libertad, me hubiera gustado poder verlos yo también tiene que ser algo para no olvidar.
    Que tengas un buen fin de semana y si sales al campo que tengas tanta suerte como esta vez y encuentres algo inolvidable.

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  9. Que bien y enhorabuena¡¡¡¡ algunos siempre salimos soñando que nos pase lo mismo. Ahora, después de ver esto, renovamos esperanza. Y gracies por enseñánoslo como siempre:
    Toño

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