Tras las riadas del pasado mes de junio muchos árboles han sido arrancados de las riberas y descansan ahora en el lecho del río. En un río del centro de Asturies, uno de estos grandes árboles ha quedado enganchado cerca de la orilla y en sus ramas muertas se reunen todos los días varios cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) para descansar después de la pesca. Estos árboles no los suelen usar para dormir porque están demasiado expuestos, para pasar la noche prefieren árboles más altos e inaccesibles.
Pero el tronco semisumergido no es sólo un lugar de reposo y de acicalamiento. Las interacciones sociales son frecuentes y no es raro observar comportamientos amenazantes y de dominancia entre las distintas aves que allí se congregan. Asimismo, y tengo que admitir que fue un comportamiento que me sorprendió, el sábado pasado mientras me encontraba escondido observando el posadero, pude ver a una pareja de cormoranes desarrollando un ritual típico de parada nupcial, con frecuentes acicalamientos mutuos, picoteos y exhibiciones. Los cormoranes grandes no se reproducen en Asturias y de todas formas aun faltan varios meses para que comience la cría por lo que estos comportamientos probablemente sirvan para mantener el vínculo entre los dos miembros de la pareja.
Al cabo de un par de horas de espera se juntaron sobre el árbol muerto siete cormoranes de todas las edades, unos jóvenes de este mismo año, otros subadultos y otros adultos. Lo que no se es cuantos de estos animales llegarán a la primavera. La política del Principado de Asturies sigue siendo la misma que la del año pasado, la de exterminar a esta especie. Los pescadores deportivos siguen reclamando su cuota de sangre y siguen presionando a los responsables de Medio Ambiente para que acaben a tiros con los cormoranes grandes invernantes.
Probablemente dentro de unos meses no podré acercarme al árbol hundido a observar a los cormoranes por el puro placer de hacerlo, ya los habrán matado a todos. Está claro que no tengo los mismos derechos que esos señores que se autodenominan los dueños del río, con la potestad de decidir que especies les gustan y que otras especies consideran que deben ser eliminadas porque les molestan. Ellos, que son una parte fundamental en la extinción de los salmones, se lavan las manos y buscan un cabeza de turco al que echarle la culpa. Esta vez le ha tocado al cormorán grande, pero garzas, martines pescadores y nutrias ya están en el punto de mira y dentro de poco hay elecciones. ¿A quién pensáis que le harán mas caso, a los que vamos a ver a los cormoranes o a los que piden que los maten?
Desgraciadamente a los que piden que los maten. Es increíble el odio que se tiene en este país a los animales, es una tristeza conocer muchas de las ordenanzas que salen a la luz en las que se va en contra de todos los animales en general.
ResponderEliminar¡Qué pena que desaparezcan esos bellos cormoranes que fotografiaste!.
Un saludo
Está claro,la culpa de toda la escasez la tienen las Nutrias, los Cormoranes,etc.Ni las escopetas automáticas, ni los refinadísimos cebos artificiales para pescar,etc. Así le va al Urogallo (todavía recuerdo de niño ver en TV como y cuando cazarlo)al Salmón y tantos otros.
ResponderEliminar