Cormorán moñudo muerto en Castro el 15/10/10 (Foto: Jesús Menéndez)
El pasado 15 de diciembre apareció muerto en el puerto de Castro (Cantabria), lo encontró mi amigo Jesús Menéndez en el muelle sur. Alguien le había cortado las dos patas y lo había dejado allí tirado sobre el empedrado. Este macabro gesto y las heridas en uno de sus muslos no parecían dejar ninguna duda de que se trataba del cuerpo del 7D, uno de los primeros cormoranes moñudos que anillamos cuando Manolo y yo empezamos con el proyecto de estudio de esta especie. Pero este cormorán moñudo no era uno mas de los 558 que llevamos marcados desde finales de los noventa del pasado siglo, era el 7D, el que habia sido visto y reconocido por más ornitólogos durante la última década, el que incluso tenía una camiseta con su foto y por supuesto, el que mas cosas nos había enseñado de todos los moñudos que llevamos siguiendo desde hace tantos años.
El 7D en Castro en agosto de 2007
Es cierto que cuando trabajas con animales y tienes que marcar cientos de ellos, al final estos suelen acabar siendo un código en una hoja de cálculo y su vida resumiéndose en una fila de excel llena de unos y ceros. Pero por alguna razón, siempre hay alguno que deja de ser un código y empieza a tener nombre propio, puede ser uno que se cayó del nido y lo conseguiste recoger del agua, o el más pequeño de todos los hermanos de un mismo nido que tenía todas las papeletas para no llegar a volar, o el macarra que en vez de asustarse y salir volando te atacaba para defender a sus pollos. El caso es que cuando alguien te manda una observación de uno de estos animales te hace más ilusión que las de los demás y te alegras de que aun siga vivo y dando guerra.
En un posadero de Castro el 4/8/05
El 7D había nacido en la colonia de A Forcada (Tapia, Asturies) en la primavera del 2000 y lo marcamos con una anilla de color el 12 de mayo de ese mismo año. Hasta ese momento era uno mas de los moñudos que habíamos anillado, cuando los pocos trabajos sobre esta especie que se habían desarrollado en el sur de Europa afirmaban que eran animales sedentarios que apenas se movían del lugar de nacimiento. El 17 de diciembre me llegó un mensaje de Joseba del Villar que no me podía creer, había visto al 7D en el puerto de Castro, a 312 km de su colonia. A partir de entonces nos fueron llegaron más y más observaciones en el mismo sitio, algunas me las mandó Victor Vicario en una carta manuscrita, era un chaval de 12 años que se aficionó a los pájaros gracias a este moñudo y que me siguió escribiendo durante un tiempo para preguntarme por el pájaro de la anilla roja. En ese puerto pasó 3 años seguidos, pescando entre los barcos y llamando la atención de todos los que se acercaban por allí y lo veían perseguir los peces en las aguas poco produndas.
El 7D pescando en el puerto de Castro
A los 3 años ya había cambiado su plumaje juvenil por el negro brillante de los adultos y en su cabeza ya había aparecido el moño de plumas que da nombre a la especie. Todos pensábamos que acabaría anidando en una de las colonias próximas pero el 18 de abril de 2003, cuando regresamos como todos los años a la Forcada, de repente vimos un cormorán anillado en uno de los nidos, al mirarle la anilla nos dimos cuenta de que era el 7D, que había regresado a su colonia de nacimiento. Se trataba de un claro ejemplo de filopatría, un comportamiento habitual en las aves marinas. Hasta ese momento todo entraba dentro de lo normal para la especie, aunque seguía siendo el comorán mas viajero de todos los que conocíamos.
Pero la sorpresa nos la dio a finales de agosto de ese mismo año, cuando después de que volaran sus pollos fue visto de nuevo en el puerto de Castro, donde había pasado sus primeros años. Eso ya no era un caso de dispersión, que es lo normal en esta especie, sino que parecía una migración postnupcial típica de otras especies o de la misma especie pero en latitudes mas norteñas, donde se producen verdaderos movimientos migratorios condicionados por la dureza de los inviernos y la escasez de presas.
Este comportamiento migratorio lo realizó durante varios años, en los que después de terminar la reproducción, normalmente a finales de agosto, dejaba el occidente de Asturies y se marchaba a pasar el invierno a Castro hasta la siguiente estación de cría. Uno de esos años, al regresar a reproducirse no lo hizo en su colonia de nacimiento sino que cambio de pareja y de lugar y sacó pollos en la vecina colonia de As Pantorgas, lo que volvía a ser una excepción para la especie, ya que normalmente estas aves una vez que se reproducen por primera vez suelen ser fieles tanto a su pareja como a la colonia donde lo han hecho.
El 7D con la anilla de PVC en el muslo
El 13 de agosto de 2008 Jesús vio a nuestro amigo posado en una roca con un aspecto muy débil y cuando se fijó en él observó que la anilla de PVC se le había desplazado a la tibia y le había hecho una herida en el muslo. Parecía que no podría aguantar mucho pero volvió a contradecirnos y a pesar de que cuando estaba en tierra cojeaba y se movía con dificultad en el agua seguia buceando y pescando normalmente por lo que al poco tiempo estaba completamente recuperado. De todas formas ya no volvió mas a Asturies a reproducirse y se pasó el resto del tiempo entre Castro y las playas y acantilados cercanos.
El 15 de septiembre pasado, después de regresar de uno de los viajes del Pride, cuando ibamos de camino a casa decidimos pararnos en Castro, me apetecía ver al 7D en el sitio donde tantas veces me habían hablado de él. Después de buscarlo durante casi media hora sin éxito al final lo logré encontrar en el puerto deportivo, estaba pescando entre unas boyas acompañado de un joven del año. No os imagináis la ilusión que me hizo.
Justo tres meses después de ese día apareció muerto en el puerto. Aunque pocos días antes se le habia visto pescando con normalidad su plumaje ya no tenía el brillo de antes y sus casi 11 años de edad unidos a la herida de la pata, habían empezado a pesar más de la cuenta. Aunque los moñudos pueden vivir hasta 14 años, lo cierto es que es raro que lleguen a esa edad si no es en cautividad. Muchos de ellos mueren ahogados en tresmallos y otras redes o después de tragar un anzuelo, intoxicados al tratar de limpiarse el petroleo o de fuel que embadurnó su plumaje, o simplemente se mueren de viejos como los demás seres vivos. No sabemos como habrá muerto el 7D, si enredado en un aparejo o de muerte natural, pero lo echaremos de menos.
En los trabajos que publicamos, en la sección de agradecimientos reconocemos la ayuda de todos los que nos pasan datos, los que corrigen o aportan ideas a los manuscritos o nos echan una mano en lo que sea. A todos los que nos mandaron observaciones sobre este moñudo, sobre todo a Jesús, ya se lo agradecimos en varias ocasiones y en otra entrada en este blog publicada hace más de un año. Con este post (más largo de lo que esperaba) sólo quería acordarme de los verdaderos protagonistas de nuestros artículos, sin los que no tendría sentido nada de lo que estudiamos y publicamos. Normalmente pasan desapercibidos, aunque siempre hay alguno que se sale de lo normal y al que le acabamos cogiendo cariño, y seguramente este cormorán sea el mejor ejemplo.
Pues ahí va mi pésame, tuvo una larga vida. Al que le cortó las patas, si no fue con buenas intenciones, cosa que dudo,espero verlo pronto por el gimnasio de amputados del Hospi (si aún funciona lo del karma).
ResponderEliminarEso iba a preguntar yo... ¿por qué lo de las patas? Obviamente para recoger las anillas, pero ¿es el procedimiento normal ornitológico o alguien se las ha podido llevar de recuerdo?
ResponderEliminarA mi personalmente me parece un poco gore lo de cortarle las patas al pobre animal, además de innecesario porque si la anilla se lee a mas de 100 metros con un telescopio, a 10 cm ni te cuento. También pueden ser coleccionistas de recuerdos, o incluso en algunos casos, cuando cae algún cormoran en una red o en un palangre a veces arracan las anillas para "eliminar pistas". Aunque en la mayoría de los sitios no hay restricciones a la pesca, algunos pescadores tienen miedo que al caer un ave protegida se les pueda recortar algún permiso.
ResponderEliminarQuien sabe, aunque es una pena que la única foto que tengamos de este bicho sea asi.
un saludo
Francamente es una historia que emociona. Gracias por compartirla y lo he sentido casi tanto como tu.
ResponderEliminarUn saludo desde Burgos
Cuando he visto tu entrada estaba rezando para que no fuera el 7D. Qué triste.
ResponderEliminarSiempre he recordado la historia de este cormorán desde que la contaste, me emocionó mucho. Tanto que cogí su (tu) foto y la tengo guardada en el ordenador desde aquella vez. Incluso pensé en ponérmela en el perfil de Facebook, pero pensé que antes tendría que pedirte permiso y nunca lo hice.
No sé, casi que le admiraba y ahí la miraba de vez en cuando. Será una tontería mental mia pero pensaba "ojalá fuera tan fuerte como él"
En fin, no me enrollo más. Me he llevado un pequeño disgustillo. Ojalá no haya sufrido mucho.
Vaya que pena... aunque al menos vivió bastantes años y sobretodo no pasó desapercibido.
ResponderEliminarAún así, lo siento.
¡Pobrecillo!espero que su muerte haya sido por los años ya vividos aunque el hecho de que no tenga las patas me hace pensar que "alguien" tuvo algo que ver.
ResponderEliminarDespués de una larga vida, interesante y que ha aportado tanto recordaremos al 7D como un ejemplar único en su especie.
Mucho ánimo.
Cris.
Hasta siempre.
ResponderEliminarEs Perverso lo de cortarle las patas.
Sea como fuere, me entristece su final trágico,pero por otro lado nos deja la esperanza del legado de todo un superviviente, el haber contribuido a perpetuar la especie.
ResponderEliminarHola David, he releido una vez más tu relato de este bicho y no he podido evitar escribir unas letras, me ha emocionado de nuevo el repaso a la vida de este bicho, todo lo que nos ha enseñado y como nos lo has contado, sin duda todo un privilegio, Gracias Amigo.
ResponderEliminarEs una pena que el protagonista de esta preciosa historia acabe así. Lo siento de verdad. Un saludo
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