Págalo grande (Catharacta skua) persiguiendo a una pardela capirotada
A este comportamiento se le denomina cleptoparasitismo y entre las aves marinas hay varias especies que completan parte de su dieta de esta manera. El éxito del cleptoparasitismo depende de varios factores, que incluyen las diferencias competitivas entre ladrones y víctimas, y también la distribución espacial de la presas y de las víctimas.
Mientras que en el trópico, las fragatas o rabihorcados son los piratas por excelencia, en nuestras latitudes ese rol es desempeñado por los págalos, que aunque nidifican en el norte de Europa emigran por nuestras costas y algunos ejemplares pasan todo el invierno entre nosotros. De las cuatro especies que se pueden ver en el Cantábrico, el Págalo grande es el más común y el más corpulento de todos ellos, mientras que los págalos parásitos, pomarinos y raberos son más ligeros y ágiles.
La estrategia de los págalos consiste en perseguir y molestar a otras aves marinas, como charranes, pardelas o gaviotas hasta que hartas del acoso acaban regurgitando el alimento conseguido que es rápidamente consumido por ellos.
Págalo pomarino (Stercorarius pomarinus) pescando
De todas formas, los págalos son perfectamente capaces de conseguir el alimento por si mismos, ya sea pescando o depredando sobre otras aves o mamíferos, sólo que si el alimento escasea les resulta más cómodo robarlo que buscarlo. Se pude decir por tanto que son cleptoparásitos ocasionales. Pero otras especies de aves marinas han llegado a depender tanto del robo que han modificado su anatomía para realizar rápidas maniobras de persecución en el aire y como consecuencia han perdido su habilidad para pescar. Este es el caso de las fragatas, de las que he hablado anteriormente, que no tienen el plumaje impermeabilizado por lo que sólo pueden coger la comida que flota en la superficie y dependen casi exclusivamente de la piratería para sobrevivir, por lo tanto se pueden considerar como cleptoparásitos obligados o casi obligados.
Pero entre las aves marinas, las especies más versátiles son las gaviotas, que son capaces de pescar, de depredar sobre otras aves o mamíferos, de alimentarse de descartes pesqueros, y por supuesto de cleptoparasitar a otras especies. Y una de las especies que es cleptoparasitada por las gaviotas es el hombre, no solo robándole los bocadillos o los helados de sus propias manos, sino que algunos ejemplares, llegan incluso a entrar en los supermercados a robar, como la famosa gaviota argentea de Aberdeen (Escocia) que sentía especial predilección por los Doritos.
Curiosamente y a pesar de que tenía otro tipo de comida a su alcance, siempre eligió los Doritos de queso llegando a robar más de 20 bolsas en unas pocas semanas.
NOTA: como siempre, haced click en las fotos para verlas a mayor tamaño.
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