Con la llegada de las lluvias del otoño, las ranas bermejas (Rana temporaria) comienzan la temporada de reproducción. Los machos acuden al agua en charcas, y bebederos de ganado para delimitar sus territorios y cantar para atraer a las hembras. Nada más que oscurece, empiezan a aparecer y una vez en el agua, esperan a las hembras, que cargadas de huevos llegarán también para reproducirse.
Los machos, nada más detectarlas, se abalanzarán sobre ellas para intentar agarrarse a ellas, en una postura que en los anfibios recibe el nombre de amplexus. En esos momentos, se pueden producir disputas entre los machos, y normalmente el más fuerte, o en muchas ocasiones, el primero que haya llegado, será el que consiga aparearse con éxito.
Una vez que el macho se ha agarrado firmemente a la hembra no se soltará hasta que se produzca la puesta, que puede tener lugar a los pocos minutos después o incluso después de varias horas.
Una vez que el macho se ha agarrado firmemente a la hembra no se soltará hasta que se produzca la puesta, que puede tener lugar a los pocos minutos después o incluso después de varias horas.
Las ranas, al igual que otros muchos anfibios, han perdido muchos de sus lugares de reproducción debido a la costumbre de desecar las charcas y masas de agua. En el caso de las Ranas bermejas, al utilizar charcas temporales, esta perdida ha sido menos importante, e incluso en algunos casos, las actividades humanas las han beneficiado, ya que se han aprovechado de las actividades de extracción de madera para reproducirse en las rodadas y cunetas de las pistas forestales.
Ayer estuve en Acevedín (Tapia de Casariego), grabando la reproducción de las Ranas bermejas en una charca dentro de la finca de mi amigo Pablo Miki García, que usando una pala amplió un pequeño encharcamiento donde se acumulaba agua de una fuente. Las ranas, que antes acudían en pequeño número, empezaron a llegar masivamente a su nuevo lugar de puesta, concentrándose algunos días más de 300 ejemplares.
En zonas situadas por debajo de los 500 metros de altitud, la reproducción de esta especie se prolonga durante varios meses, entre finales de septiembre y principios de febrero, dependiendo de las temperaturas y de las precipitaciones.
En altitudes superiores, y sobre todo en aquellas poblaciones situadas por encima de los 1500 metros, durante estos meses las ranas permanecen escondidas bajo las piedras o dentro de las madrigueras de los topillos y los ratones en estado de hibernación. Las ranas, que han acumulado gran cantidad de reservas durante los meses estivales, no saldrán de su letargo hasta la llegada de la primavera, cuando se retire el hielo de las charcas y comience para ellas la época de reproducción.
En altitudes superiores, y sobre todo en aquellas poblaciones situadas por encima de los 1500 metros, durante estos meses las ranas permanecen escondidas bajo las piedras o dentro de las madrigueras de los topillos y los ratones en estado de hibernación. Las ranas, que han acumulado gran cantidad de reservas durante los meses estivales, no saldrán de su letargo hasta la llegada de la primavera, cuando se retire el hielo de las charcas y comience para ellas la época de reproducción.
Macho de Rana temporaria en la charca de Llaguseco (Picos de Europa)
La reproducción en la alta montaña es una carrera contra el tiempo y todos los apareamientos suelen tener lugar en una o dos semanas. Como el tiempo es escaso, las ranas, que en zonas bajas son de hábitos nocturnos, aquí arriba aprovechan todas las horas del día y de la noche, aunque el riesgo de morir depredadas sea mucho más alto. Merece la pena arriesgarse porque no hay tiempo que perder. El agua de las charcas desaparecerá muy pronto y los renacuajos deben haber completado la metamorfosis antes de que esto ocurra y quizás el próximo año, los adultos no tengan otra oportunidad para reproducirse.
El trabajo de campo en alta montaña no resulta sencillo, ya que normalmente hay que subir varias veces para dar con el momento justo. En el vídeo anterior, grabado por Vanesa Girón en 2010, podéis ver una de esas subidas, narrado por su inigualable coña gaditana. Finalmente la charca seguía tapada por la nieve y tuvimos que repetir dos veces más hasta que encontramos a las ranas.
Mola!!!!
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