A las 12 del mediodía de una mañana cualquiera de verano, en medio del desierto de Arizona, una expedición de hormigas soldado de la especie Polyergus breviceps salió de su hormiguero con un destino conocido: un hormiguero de la especie Formica gnava que se encontraba a 100 metros de distancia del suyo. Poco antes, uno de los exploradores había llegado con la información precisa acerca del lugar de la batalla. Los soldados caminaron en fila y con las ideas claras acerca de la misión que tenían encomendada. En una rápida incursión tendrían que acceder al hormiguero y llegar hasta las cámaras donde se encontraban los huevos y las ninfas para secuestrarlas.
Grupo de Polyergus breviceps (rojas) con sus esclavas, Formica gnava (negras)
Cuando alcanzaron su destino cruzaron la entrada y se enfrentaron con los habitantes del hormiguero invadido, empleando armas químicas que desataron el pánico en la comunidad. Las obreras de Formica corrían de un lado a otro sin saber bien que hacer, mientras unas trataban de proteger a la reina, otras impedían el acceso a las cámaras del nido, pero a pesar de sus esfuerzos habían perdido la batalla antes de empezar. Las Polyergus estaban mejor equipadas para la guerra y la resistencia de las Formica no duró demasiado tiempo. Al cabo de poco más de una hora, el combate había llegado a su fin y las invasoras abandonaron el hormiguero transportando entre sus mandíbulas los huevos y ninfas de Formica para llevarlas a su propio hormiguero. Una vez allí, las ninfas eclosionarán y de ellas saldrán las obreras Formica que a partir de ese momento trabajarán como esclavas para ellas, aunque estas no se considerarían esclavas, sintiéndose parte de la colonia de sus secuestradores. Las hormigas encargadas de cuidarlas hasta su nacimiento pertenecen a su misma especie, puede que incluso sean sus hermanas, ya que han sido capturadas previamente en anteriores incursiones. El hecho de haber nacido en el hormiguero enemigo las ha impregnado de su olor y ellas mismas se consideran desde ese momento como un miembro más de la familia de sus secuestradoras.