En Biología de la conservación se conoce como Especies Paraguas (Umbrella species) a aquellas especies cuya protección implica la protección indirecta de otras especies que comparten su hábitat. Una especie paraguas no tiene que ser necesariamente una especie amenazada o especialmente carismática, lo que necesita es tener unos requerimientos ecológicos lo suficientemente amplios para que sean compartidos por otras muchas especies, y a poder ser que requiera una gran superficie para mantener una población mínima viable. De esta forma, una estrategia de conservación que proteja a esa especie protegerá por añadidura tanto al hábitat en el que se encuentra como a otras muchas especies que lo comparten con ella.
Por ejemplo, la protección de la Rana verde (Pelophylax perezi) implicaría la conservación de los humedales semipermanentes donde habita esta especie, unos ambientes muy amenazados por la especulación urbanística, por la desecación o por la sobreexplotación de acuíferos para regadíos. Y con la conservación de esas charcas se protegería una importante comunidad compuesta por una flora característica (alisos, juncos, plantas sumergidas, etc.), por otros anfibios (tritones, ranas, sapos), reptiles (galápagos, serpientes acuáticas, etc.), insectos (libélulas, mariposas, etc.), aves (zampullines, polluelas, zarceros, etc,) y pequeños mamíferos. Resumiendo, a efectos prácticos, en vez de redactar multitud de planes de conservación para cada una de estas especies, la aprobación de un plan de conservación para la Rana verde sería suficiente para conservar al resto de especies que comparten el hábitat con ella.