Muchos de vosotros ya sabéis que estamos embarcados desde hace unos meses en la realización de un documental sobre las singulares
salamandras urbanas de la ciudad de Oviedo. Como os he comentado varias veces en este blog, en Oviedo sobreviven varias poblaciones de este urodelo, algunas de las cuales han permanecido aisladas desde hace más de 10 siglos. Desde hace unos años estamos trabajando en un estudio en colaboración con
investigadores del CIBIO, dependiente de la Universidad de Oporto, para tratar de conocer como ha afectado el aislamiento poblacional a la estructura genética de los distintos grupos. Parte de esos resultados los podréis conocer en el documental.
La buena noticia es que ya hemos terminado el proceso de grabación y ya estamos en plena tarea de montaje. Nos quedan aún algunas cosas, como la música y la locución, pero el trabajo ya está en el horno y esperamos que dentro de poco más de un mes lo podáis ver.
Una de las imágenes que más nos ha costado grabar fue el parto de una de estas salamandras. Y era algo muy importante, ya que la principal característica de esta población, que también se da en otras poblaciones de esta subespecie (Salamandra salamandra bernardezi) y en algunas poblaciones insulares gallegas de la subespecie galaica, es su capacidad de parir crías completamente desarrolladas y por lo tanto independientes del agua. Gracias a esto, han podido sobrevivir en un ambiente tan inhóspito para un anfibio como la ciudad, donde las masas de agua son prácticamente insexistentes.