El alcatraz atlántico (Morus bassanus) es una de las especies más comunes y fáciles de ver durante los pasos migratorios en el Cantábrico. Su gran tamaño, con casi 2 metros de envergadura y su color blanco puro con las puntas de las alas negras, lo hace inconfundible. Esta especie se reproduce en el Atlántico norte, tanto en América como en Europa, localizándose las colonias más meridionales de Europa en la Bretaña Francesa.
Alcatraces en Bass Rock
Los alcatraces, al igual que otras muchas aves marinas, forman colonias muy densas en islas o acantilados que en ocasiones pueden reunir más de 150.000 aves, como en la isla de Bass Rock, en Escocia, que actualmente es la mayor colonia reproductora del mundo de esta especie.
Durante la migración postnupcial, a partir del mes del mes de julio, los alcatraces abandonan las colonias para dirigirse al sur, llegando hasta las costas de Senegal, mientras que otros entran el Mediterráneo pudiendo alcanzar las costas de Siria. Al llegar la primavera estas aves abandonan sus cuarteles de invierno y realizan el viaje inverso camino a las colonias de cría.
Según se desprende de los restos arqueológicos encontrados, el Alcatraz atlántico fue un ave reproductora en el Mediterráneo durante el Pleistoceno medio y superior (Alcover et al., 1992), cuando las condiciones climáticas eran muy distintas a las actuales. Pero a pesar de esta presencia histórica, a principios del siglo XX, esta especie ya no se reproducía en la zona.
En la década de 1990 y para sorpresa de los ornitólogos, el Alcatraz empezó a recolonizar el Mediterráneo, registrándose varios intentos de cría en el sur de Francia, en la región de la Provenza. Curiosamente para un ave que se reproduce en densas colonias situadas en islas y acantilados escarpados, estos intentos de cría, algunos con éxito, se produjeron en estructuras fabricadas por el hombre en puertos y bahías de aguas someras y tranquilas. Estos alcatraces escogieron para nidificar barcos fondeados y plataformas flotantes que en nada se parecían a los lugares tradicionales de cría.
En 1993 un alcatraz adulto fue observado cerca del puerto de Portovénere, en Italia, mientras desarrollaba un comportamiento típico de celo, tratando de establecer un territorio y efectuando comportamientos típicos de cortejo. Pero no fue hasta 2011 cuando se estableció la primera pareja en ese lugar que volvió a la zona al año siguiente, aunque durante estos dos años no consiguieron criar con éxito, algo que suele ser habitual en las aves marinas jóvenes.
Según se desprende de los restos arqueológicos encontrados, el Alcatraz atlántico fue un ave reproductora en el Mediterráneo durante el Pleistoceno medio y superior (Alcover et al., 1992), cuando las condiciones climáticas eran muy distintas a las actuales. Pero a pesar de esta presencia histórica, a principios del siglo XX, esta especie ya no se reproducía en la zona.
En la década de 1990 y para sorpresa de los ornitólogos, el Alcatraz empezó a recolonizar el Mediterráneo, registrándose varios intentos de cría en el sur de Francia, en la región de la Provenza. Curiosamente para un ave que se reproduce en densas colonias situadas en islas y acantilados escarpados, estos intentos de cría, algunos con éxito, se produjeron en estructuras fabricadas por el hombre en puertos y bahías de aguas someras y tranquilas. Estos alcatraces escogieron para nidificar barcos fondeados y plataformas flotantes que en nada se parecían a los lugares tradicionales de cría.
En 1993 un alcatraz adulto fue observado cerca del puerto de Portovénere, en Italia, mientras desarrollaba un comportamiento típico de celo, tratando de establecer un territorio y efectuando comportamientos típicos de cortejo. Pero no fue hasta 2011 cuando se estableció la primera pareja en ese lugar que volvió a la zona al año siguiente, aunque durante estos dos años no consiguieron criar con éxito, algo que suele ser habitual en las aves marinas jóvenes.
Nelson, Roz y Tinneto (Foto: Ercole Buoso)
No fue hasta 2014 cuando esos dos alcatraces, que fueron bautizados como Nelson y Roz, consiguieron sacar adelante 2 pollos, que volaron con éxito el 3 de agosto de ese año (Giagnoni et al., 2015). La pareja eligió una barca abandonada en el puerto para construir su nido y volvió a repetir en 2015, a pesar de las molestias. En el siguiente vídeo podéis ver el pequeño reportaje elaborado por Liguria Birding sobre estos ilustres vecinos de Portovénere, que en 2015 consiguieron sacar un pollo.
Afortunadamente, gracias a los esfuerzos de las asociaciones ornitológicas locales y el propio ayuntamiento de Portovénere se compró la barca en la que nidificaron y se protegió la zona para evitar futuras molestias, instalando plataformas flotantes que proporcionaran a las aves lugares más seguros para nidificar. De esta forma, la pareja de Nelson y Roz, se han convertido en un nuevo atractivo turístico de esta localidad de la Liguria italiana.
Gracias a esta pareja de alcatraces y las otras que poco a poco se van estableciendo en la costa francesa e italiana, estamos siendo testigos en directo de la recolonización de esta especie en una zona en la que no tuvo presencia en tiempos históricos, algo que no es nada sencillo en las aves marinas y que ya observamos hace unos años con las pardelas cenicientas (Calonectris diomedea) que colonizaron la costa gallega.
Si queréis seguir en directo las reproducción de esta pareja de alcatraces, podéis hacerlo a través de la cámara web instalada en la barca donde nidifican, disponible en ESTE ENLACE.
Referencias
- Alcover JA, Florit F, Mourer-Chauvire C & Weesie PDM (1992) The avifauna of the Mediterranean Islands during the Middle and Upper Pleistocene. Records 2nd Int. Symp. Soc. Avian Pal. & Evol., Contributions in Science and Natural History, Museum of Los Angeles County, Sciences Series 36: 273-283.
- Giagnoni R, Conti CA, Canepa P & Nadell R (2015) First breeding records of Northern Gannet Morus bassanus in Italy. Avocetta 39: 93-95.
Dos noticias buenas seguidas ¡qué lujo! Gracias mil.
ResponderEliminarHay que alternar de vez en cuando, jajajaja. Para que nos demos cuenta de que no todo está perdido.
EliminarUn saludo
Qué interesante, una de mis aves favoritas, pero desconocía que habían empezado a criar en el Mediterráneo. Pero si las condiciones son tan distintas a las que había en el Pleistoceno, ¿a qué se deberá esta recolonización? ¿Será que estas especies son más adaptables de lo que creemos? Pensar en lo que tenía que ser la naturaleza en Europa antes de que lo destruyeramos casi todo pone la piel de gallina.
ResponderEliminarEsta recolonización es muy curiosa, sobre todo porque como dices las condiciones son completamente distintas a las normales para la especie. Algunas especies son muy plásticas y adaptables y este es un buen ejemplo.
EliminarUn saludo
Me hubiera dejado despellejar antes de admitir que algo así fuese posible. Ojiplático, boquiaperto y culicaído me quedo. ¡Gracias por ensanchar mi concepto de la realidad!
ResponderEliminarJaja. Ya ves, la naturaleza no deja de sorprendernos. Se ve que a algunos bichos, por mucho que sean del mar del norte les gusta la costa azul.
EliminarSi que es cierto, la naturaleza cada día presenta una nueva característica que nos deja deslumbrados, eso ha pasado en toda la historia.
ResponderEliminarPues aquí estaremos para dejarnos sorprender. Un saludo
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