Tras la dimisión de Belén Fernández, la anterior consejera de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente del Principado de Asturias, ha llegado un nuevo consejero con ganas de cambiar las cosas. Por cierto, juntar Infraestructuras con Medio Ambiente siempre me ha recordado a la famosa frase de Groucho Marx sobre la Inteligencia militar, que con buen criterio había definido como una "contradicción en los términos".
El nuevo consejero es el señor Fernando Lastra, un auténtico hombre de partido que ha venido para poner orden y para hacer olvidar las acusaciones que han perseguido a su predecesora durante los meses anteriores a su dimisión. Tanto Belén Fernández como María Jesús Álvarez (Consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales) habían sido reprobadas por el parlamento asturiano por lo que consideraban una "nefasta gestión" y "falta de liderazgo" frente a problemas como la contaminación o la gestión de los daños de la fauna salvaje a la ganadería y la agricultura. Y por supuesto habían sido criticadas enérgicamente por el colectivo de ganaderos, que las acusaban de ser demasiado tibias con el lobo, para el que exigían más "controles" e incluso la erradicación de la especie, al considerarla "incompatible" con su actividad.
El nuevo consejero es el señor Fernando Lastra, un auténtico hombre de partido que ha venido para poner orden y para hacer olvidar las acusaciones que han perseguido a su predecesora durante los meses anteriores a su dimisión. Tanto Belén Fernández como María Jesús Álvarez (Consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales) habían sido reprobadas por el parlamento asturiano por lo que consideraban una "nefasta gestión" y "falta de liderazgo" frente a problemas como la contaminación o la gestión de los daños de la fauna salvaje a la ganadería y la agricultura. Y por supuesto habían sido criticadas enérgicamente por el colectivo de ganaderos, que las acusaban de ser demasiado tibias con el lobo, para el que exigían más "controles" e incluso la erradicación de la especie, al considerarla "incompatible" con su actividad.