Cuando hablamos de inteligencia en el mundo animal, inmediatamente nos vienen a la cabeza las imágenes de grandes primates como los chimpancés o los gorilas, o las de delfines y otros cetáceos. Todos ellos tienen un cerebro de gran tamaño en relación al resto de su cuerpo y una estructura cerebral muy similar a la del ser humano.
No es casual que la mayoría de los estudios sobre la inteligencia animal se hayan desarrollado con animales que compartían un pasado evolutivo reciente con nosotros, o que aunque nuestros ancestros estuvieran más separados filogenéticamente, tuvieran una estructura cerebral parecida a la nuestra. El antropocentrismo y la idea muchas veces repetida de que nuestra especie ha sido imbuida por un hálito divino que nos hace completamente diferente al resto, ha sido la responsable en muchas ocasiones busquemos esos indicios de inteligencia en los animales más próximos a nosotros como una forma de explicar nuestro propio pasado y que ignoremos al resto de animales, supuestamente inferiores. De hecho no es raro que se tienda a considerar más inteligente a aquel animal que es capaz de resuelver problemas de la misma forma que los resolvemos nosotros, ya sea usando una piedra como un arma, un palito como un tenedor o que pueda pintar un monigote en un lienzo.
Entre esas criaturas supuestamente inferiores desde el punto de vista intelectual se encuentran las aves, que la mayoría de las veces han sido puestas como ejemplo de animales que reaccionan exclusivamente por instinto, con un cerebro minúsculo que solo les servía para organizar actividades primarias como comer, volar o aparearse.
No es casual que la mayoría de los estudios sobre la inteligencia animal se hayan desarrollado con animales que compartían un pasado evolutivo reciente con nosotros, o que aunque nuestros ancestros estuvieran más separados filogenéticamente, tuvieran una estructura cerebral parecida a la nuestra. El antropocentrismo y la idea muchas veces repetida de que nuestra especie ha sido imbuida por un hálito divino que nos hace completamente diferente al resto, ha sido la responsable en muchas ocasiones busquemos esos indicios de inteligencia en los animales más próximos a nosotros como una forma de explicar nuestro propio pasado y que ignoremos al resto de animales, supuestamente inferiores. De hecho no es raro que se tienda a considerar más inteligente a aquel animal que es capaz de resuelver problemas de la misma forma que los resolvemos nosotros, ya sea usando una piedra como un arma, un palito como un tenedor o que pueda pintar un monigote en un lienzo.
Entre esas criaturas supuestamente inferiores desde el punto de vista intelectual se encuentran las aves, que la mayoría de las veces han sido puestas como ejemplo de animales que reaccionan exclusivamente por instinto, con un cerebro minúsculo que solo les servía para organizar actividades primarias como comer, volar o aparearse.
Cerebro de un ave (izquierda) y de un mamífero (derecha)