No hay duda que éste está siendo el año de los Picogordos. Esta especie, el fringílido de mayor tamaño que aparece en la Península ibérica, no es muy abundante en la cornisa cantábrica, ni como reproductor ni como invernante, pero con cierta frecuencia se producen irrupciones en las que números elevados de estas aves aparecen de repente tras abandonar sus lugares de invernada habituales en el norte de Europa, normalmente debido a la escasez de alimento.
Desde finales de octubre del año pasado, se lleva produciendo un goteo continuo de observaciones en toda la Península ibérica y en Asturias, ya se han citado a estas alturas de año más de 1000 ejemplares en casi 200 localidades distintas.
Número de registros de Picogordo en el programa eBird hasta noviembre de 2017 en comparación con los datos históricos (SEO/Birdlife)
En la localidad de Udrión, a escasos kilómetros de Oviedo, mi amigo Manolo Pajuelo ha instalado un comedero que desde hace unos meses surte con abundantes pipas y frutos secos. Este inesperado maná ha convertido su jardín en el lugar más frecuentado por los pájaros de los alrededores, y una gran cantidad de verderones, petirrojos, carboneros y otras muchas especies, acuden a alimentarse, y entre ellos una decena de picogordos se han convertido en asiduos visitantes.
Aprovechando la presencia de estos preciosos pájaros y que Manolo había colocado un hide cerca del comedero, ayer me acerqué hasta su casa para intentar fotografiarlos, y aunque se hicieron de rogar casi una hora antes de aparecer, luego acudieron varias veces, llegando a juntarse hasta 8 picogordos distintos al mismo tiempo.
Lo primero que nos llama la atención cuando vemos un picogordo de cerca, es como es evidente su pico, muy grueso y triangular, así como el gran tamaño de su cabeza que se explica por la presencia de unos poderosos músculos mandibulares, que son capaces de ejercer una fuerza de 40 kg por centímetro cuadrado, capaz incluso de partir un hueso de aceituna.
Los sexos son parecidos, aunque los machos tienen una coloración más intensa, dominando los colores ocres y pardos, el negro de la barbilla y el antifaz y los brillos azulados en las alas. Asimismo, los machos tienen las rémiges completamente negras.
Las hembras son más pálidas y tienen un panel de color gris ceniza en las secundarias, que no tienen los machos.
Dentro de unos pocos días o semanas, los picogordos nos abandonarán para dirigirse a los lugares de reproducción y seguramente tardará en repetirse una invernada como esta, o quizás no. En un contexto de cambio climático como el que estamos viviendo actualmente, quizás este tipo de irrupciones dejen de ser algo inusual para convertirse en algo habitual.
NOTA: haced clic en las fotos para verlas mejor.
Estupendas fotos. Gracias.
ResponderEliminarGracias Daniel, me alegro de que te gusten. La verdad es que son unos pájaros preciosos.
Eliminarun saludo
Enhorabuena por las fotos, o fotazas, y buenas explicaciones para distinguir macho y hembra. Imagino que la anilla no has podido leerla o sí? Un saludo. Miguel Ángel
ResponderEliminarHola Miguel Angel, ese pájaro se anilló hace un par de semanas ahí mismo, así que si hay suerte y lo recapturan en su lugar de cría podremos tener una información muy buena.
Eliminarun saludo
Extraordinarias!!!
ResponderEliminarGracias, amigo! La verdad es que se portaron los pajaritos.
Eliminarun abrazo