Después de un principio de otoño cálido y seco en la cornisa cantábrica, las lluvias han llegado para poner orden y recordarnos que octubre y noviembre son históricamente los meses más lluviosos en Asturias y en otras provincias del norte. Estas lluvias han sido torrenciales en muchos lugares, causando importantes pérdidas materiales e incluso personales en muchos de ellos, una situación que en gran parte de ha debido a una nefasta planificación urbanística que ha permitido edificar en zonas inundables, en las que como dice su nombre, tarde o temprano acaban inundándose si las precipitaciones son severas, como ha sido el caso. Y aún puede ser más grave, ya que todas las predicciones auguran un aumento de la frecuencia de eventos meteorológicos extremos como consecuencia del cambio climático, como lluvias torrenciales, nevadas extemporáneas o sequías inusualmente prolongadas.
Pareja de Sapo común en amplexus
Pero estas lluvias no han sido mal recibidas por todos. Muchos animales las esperaban ansiosos, ya que las largas semanas sin precipitaciones habían secado las charcas y fuentes donde acuden a reproducirse en esta época del año. Multitud de anfibios, como los Sapos comunes (Bufo spinosus) o las Ranas bermejas (Rana temporaria) se dirigen por millares estos días a las masas de agua recientemente formadas para aparearse.