El ninguneo al medio ambiente en los dos debates electorales de los últimos días demuestra, una vez más, la poca importancia que se le da a un asunto que debería trascender a todas las ideologías y siglas políticas.
La contaminación, la crisis de la biodiversidad, el cambio climático, la política del agua, la sobrepesca y otros muchos temas, afectan a todos por igual, pero ni los periodistas los incluyen entre sus "bloques principales" a debatir, ni los políticos los sacan por su cuenta. Y lo que es peor, ni siquiera los ciudadanos exigen que los aspirantes a presidir el país nos expliquen pormenorizadamente cuales son sus planes para atajar, o al menos minimizar, esos problemas que ya tenemos encima de nuestras cabezas.
Ante este desprecio hacia el Medio Ambiente por parte de los partidos mayoritarios solo cabe una explicación: el Medio Ambiente da menos votos de los que puede quitar. Es evidente que proponer medidas efectivas para atajar los problemas ambientales que nos aquejan (y que sin duda se agravaran en un futuro muy cercano) entraría en conflicto con otros sectores, como la industria, la construcción, la agricultura, etc. y nadie se atreve a saltar al barro de un debate para que su oponente le eche en cara que eso podría acarrear unos costes económicos e incluso pérdidas de empleo, aunque no fuera cierto. Todos conocen la artillería porque todos la usan, y siempre será mejor pisar sobre terreno conocido y seguir predicando para el coro de fieles sin meterse en ningún charco. Curiosamente, sería suficiente con con respetar y hacer cumplir la legislación vigente, sancionando a las empresas y particulares que se la saltan, para hacer efectivas varias de las propuestas que incluyen en sus programas electorales, pero eso podría restar votos o importantes apoyos para las siguientes citas electorales.
Pero los políticos no son los únicos culpables de que el Medio Ambiente siga siendo ninguneado, ya que ellos son el reflejo de la sociedad y si esa sociedad no exige mayoritariamente un cambio de rumbo en las políticas medioambientales, no serán ellos los que le pongan el cascabel al gato. Pero para exigir ese cambio político, lo primero que hay que hacer es informarse adecuadamente de lo que ocurre a nuestro alrededor, porque ignorando un problema, ese problema no desaparece. Y eso es algo que solo nosotros podemos hacer por nosotros mismos.
Aquí tenéis el podcast del programa de La Luciérnaga en la RPA en el que hablamos más detenidamente de todo esto.
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