Hace unos días, la web del FAPAS se hacía eco de la última decisión del Tribunal Superior de Justicia de Asturias respecto a los controles letales de lobo en la provincia. De esta forma, este tribunal desestimaba el recurso interpuesto por ASCEL (Asociación para la conservación y estudio del lobo ibérico), ya que consideraba que este plan de matanzas oficiales era "justificado, motivado y objetivo". Sorprende esta decisión ya que ante un recurso similar, el 13 de diciembre de 2018 Tribunal Supremo anuló definitivamente el plan de gestión del Lobo en Castilla y León, ratificando así la decisión tomada anteriormente por el Tribunal Superior de Justicia de dicha comunidad.
Ante la decisión tomada por el TSJA, acorde por otra parte con decisiones anteriores de este mismo tribunal, se esperaría que una asociación como el FAPAS, que tiene como uno de sus fines estatutarios la "protección de los animales salvajes", mostrara su pesar y su temor ante una decisión que sin duda contribuirá a incrementar la presión sobre el lobo, y que dará alas a políticos de todo signo para lograr lo que muchos anhelan: el exterminio de la especie.
Sorprende por tanto que el FAPAS se congratule de la sentencia del alto tribunal y aproveche la coyuntura para criticar el trabajo desarrollado por ASCEL, usando para ello una expresión digna de una antología de los chistes de Arévalo en edición limitada para gasolineras.
Al leer la noticia completa nos percatamos de la verdadera intención del artículo, que no es otra que la de atacar a Alberto Fernández Gil, actual vicepresidente de ASCEL, al que denominan el personaje y cabeza visible de esta asociación. Una vez más, el FAPAS queda "como el culo", aprovechando su juego de palabras. La persona que ha escrito este artículo, escudándose en el anonimato, deja escapar su bilis, aderezada con una importante dosis de envidia insana, para poner en duda el trabajo de uno de los mayores expertos en conservación de grandes carnívoros y sus interacciones con el ser humano, como se puede comprobar consultando los artículos publicados en revistas de impacto y su tesis doctoral ("Comportamiento y conservación de grandes carnívoros. Osos y lobos en ambientes humanizados"), defendida en 2013.
¿Cuál es el motivo de esa animadversión personal?
Mientras damos un paseo virtual por la página web del FAPAS no hace falta buscar mucho para encontrar el por qué de la inquina de esta asociación hacia Alberto Fernández, ya que de hecho, el nombre de este último es citado con sospechosa frecuencia cada vez que el oso o el lobo salen a relucir.
En mayo de 2017, el FAPAS presentó un proyecto "de investigación" en el que pretendían capturar y radiomarcar varios lobos en Teverga para conocer sus movimientos. Este proyecto, como todos los proyectos de investigación, debía ser evaluado antes de ser aprobado y para ello, como en todos los proyectos, se tendría que tener en cuenta la experiencia científica del grupo solicitante, la calidad técnica del proyecto, los objetivos y finalidad del mismo y otras consideraciones técnicas. En la reunión en que se tenía que evaluar el proyecto, la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales del Principado de Asturias requirió la presencia de Alberto Fernández como representante de las asociaciones ecologistas y como experto en el lobo, para que participara junto a otras personas en la evaluación de dicho proyecto.
En dicha reunión, Alberto Fernández se opuso a la concesión del proyecto, ya que había varios puntos que no se habían descrito, como el currículum y la formación del equipo de trabajo, los equipos que se iban a emplear y por otra parte, porque los objetivos del proyecto no estaban claros, ya que entre ellos se hablaba de potenciar el aprovechamiento turístico del lobo, algo que no parecía a priori demasiado compatible con la conservación. Por otra parte, debe quedar constancia de que la presencia de Alberto Fernández en esa reunión era meramente consultiva, por lo que su opinión no afectaba a la decisión final y por tanto no fue determinante a la hora de denegar el proyecto, tal como se explicó en la propia web de ASCEL.
No parece descabellado que antes de conceder un proyecto de investigación se tenga en cuenta la formación y el CV de los miembros del equipo de investigación y se exija que en la memoria del proyecto se explique con todo lujo de detalles cómo se ha de llevar a cabo el proyecto y se plantean unos objetivos claros. Eso ocurre en todas las convocatorias de proyectos y es algo por lo que todos los que hemos presentado solicitudes de proyectos hemos tenido que detallar pormenorizadamente si teníamos la esperanza de que fuera concedido. Pero esto es algo que Roberto Hartasánchez y el FAPAS parecen desconocer, y por eso han descargado su frustración y su inquina en el mensajero y no en su falta de formación y experiencia investigadora. Tampoco resulta extraño que se le pidan unas precauciones especiales al FAPAS, ya que no debemos olvidar que en el año 2011 le fue abierto un expediente sancionador por colocar carroñas sin permiso en el PN de Somiedo en su proyecto de seguimiento de la osa Villarina, poniendo en peligro la vida del animal.
Roberto Hartasánchez, la investigación según la "Universidad de la Vida"
Por más que le pese a Roberto Hartasánchez y al FAPAS, ni él es un investigador ni la asociación que preside es una entidad científica, y por lo tanto es lógico que no cumplan los mínimos exigibles para que les sea concedido un proyecto de investigación, independientemente de la especie con la que quieran trabajar.
Solo hace falta recurrir a la hemeroteca para ver el concepto que tiene el presidente del FAPAS de la formación científica. En un artículo publicado en 2010 en el diario La Nueva España, el periodista nos recreaba el día en que un joven Roberto Hartasánchez acudió a matricularse en la Facultad de Biología. Fue entonces cuando tras cerciorarse de que las asignaturas que había que estudiar en primero eran, entre otras, Química, Física y Matemáticas, decidió que como "no se estudiaba cómo conservar la naturaleza, los osos o los buitres" lo mejor era no estudiar y lanzarse al monte, donde la Universidad de la Vida le enseñaría todo lo que necesitaba.
Que idiota fue Alberto Fernández Gil y que idiotas fuimos todos los que además de salir al monte tuvimos que quitarnos horas de sueño para hincar los codos durante años y sacarnos la carrera y el doctorado. Y que idiotas seguimos siendo cuando pasado el tiempo tenemos que seguir haciéndolo si pretendemos que nos concedan un proyecto de investigación o nos acepten un artículo en una revista. Pero Roberto Hartasánchez se da cuenta ahora de que "disputarle un trozo de tocino rancio a un jabalí mientras se sube a su chepa" no se valora lo suficiente para que te acepten un proyecto. ¡¡Qué desasosiego!!
Para entender un poco mejor todo lo que le ha aportado la Universidad de la Vida a Roberto Hastasánchez, es recomendable leer la carta que envió a la prensa el 17 de Febrero del 2012, en la que califica de "pedantería científica" la pretensión de que un trabajo de investigación siga el método científico, y que resume en esta deliciosa frase: "Nuestras acciones no se basan en estudios científicos, sino en el profundo conocimiento del entorno natural". Toda una declaración de principios para alguien que presenta un proyecto de investigación para que sea evaluado.
Profundizando en el FAPAS y en su "Independencia económica"
¿Cuál es el motivo de esa animadversión personal?
Mientras damos un paseo virtual por la página web del FAPAS no hace falta buscar mucho para encontrar el por qué de la inquina de esta asociación hacia Alberto Fernández, ya que de hecho, el nombre de este último es citado con sospechosa frecuencia cada vez que el oso o el lobo salen a relucir.
En mayo de 2017, el FAPAS presentó un proyecto "de investigación" en el que pretendían capturar y radiomarcar varios lobos en Teverga para conocer sus movimientos. Este proyecto, como todos los proyectos de investigación, debía ser evaluado antes de ser aprobado y para ello, como en todos los proyectos, se tendría que tener en cuenta la experiencia científica del grupo solicitante, la calidad técnica del proyecto, los objetivos y finalidad del mismo y otras consideraciones técnicas. En la reunión en que se tenía que evaluar el proyecto, la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales del Principado de Asturias requirió la presencia de Alberto Fernández como representante de las asociaciones ecologistas y como experto en el lobo, para que participara junto a otras personas en la evaluación de dicho proyecto.
No parece descabellado que antes de conceder un proyecto de investigación se tenga en cuenta la formación y el CV de los miembros del equipo de investigación y se exija que en la memoria del proyecto se explique con todo lujo de detalles cómo se ha de llevar a cabo el proyecto y se plantean unos objetivos claros. Eso ocurre en todas las convocatorias de proyectos y es algo por lo que todos los que hemos presentado solicitudes de proyectos hemos tenido que detallar pormenorizadamente si teníamos la esperanza de que fuera concedido. Pero esto es algo que Roberto Hartasánchez y el FAPAS parecen desconocer, y por eso han descargado su frustración y su inquina en el mensajero y no en su falta de formación y experiencia investigadora. Tampoco resulta extraño que se le pidan unas precauciones especiales al FAPAS, ya que no debemos olvidar que en el año 2011 le fue abierto un expediente sancionador por colocar carroñas sin permiso en el PN de Somiedo en su proyecto de seguimiento de la osa Villarina, poniendo en peligro la vida del animal.
Roberto Hartasánchez, la investigación según la "Universidad de la Vida"
Por más que le pese a Roberto Hartasánchez y al FAPAS, ni él es un investigador ni la asociación que preside es una entidad científica, y por lo tanto es lógico que no cumplan los mínimos exigibles para que les sea concedido un proyecto de investigación, independientemente de la especie con la que quieran trabajar.
Solo hace falta recurrir a la hemeroteca para ver el concepto que tiene el presidente del FAPAS de la formación científica. En un artículo publicado en 2010 en el diario La Nueva España, el periodista nos recreaba el día en que un joven Roberto Hartasánchez acudió a matricularse en la Facultad de Biología. Fue entonces cuando tras cerciorarse de que las asignaturas que había que estudiar en primero eran, entre otras, Química, Física y Matemáticas, decidió que como "no se estudiaba cómo conservar la naturaleza, los osos o los buitres" lo mejor era no estudiar y lanzarse al monte, donde la Universidad de la Vida le enseñaría todo lo que necesitaba.
Que idiota fue Alberto Fernández Gil y que idiotas fuimos todos los que además de salir al monte tuvimos que quitarnos horas de sueño para hincar los codos durante años y sacarnos la carrera y el doctorado. Y que idiotas seguimos siendo cuando pasado el tiempo tenemos que seguir haciéndolo si pretendemos que nos concedan un proyecto de investigación o nos acepten un artículo en una revista. Pero Roberto Hartasánchez se da cuenta ahora de que "disputarle un trozo de tocino rancio a un jabalí mientras se sube a su chepa" no se valora lo suficiente para que te acepten un proyecto. ¡¡Qué desasosiego!!
Para entender un poco mejor todo lo que le ha aportado la Universidad de la Vida a Roberto Hastasánchez, es recomendable leer la carta que envió a la prensa el 17 de Febrero del 2012, en la que califica de "pedantería científica" la pretensión de que un trabajo de investigación siga el método científico, y que resume en esta deliciosa frase: "Nuestras acciones no se basan en estudios científicos, sino en el profundo conocimiento del entorno natural". Toda una declaración de principios para alguien que presenta un proyecto de investigación para que sea evaluado.
Profundizando en el FAPAS y en su "Independencia económica"
Una de las críticas que se vierten en la web del FAPAS es la de que al tirar por tierra sus proyectos se pretende que el presupuesto destinado a ellos queden en manos de unos pocos, excluyendolos a ellos y privándolos de una porción de la tarta. Una afirmación que sorprende viniendo de una asociación que se denomina "sin ánimo de lucro" y que se jacta de su independencia económica, ya que según sus palabras, son "los socios y colaboradores repartidos por toda Europa los que permiten que se lleven a cabo sus proyectos" ya que "Independencia económica, soluciones prácticas y sensibilización social siguen siendo hoy en día nuestros “caballos de batalla".
Curiosa afirmación para una asociación que durante años ha recibido sustanciosas subvenciones públicas, tanto del Principado de Asturias como de numerosos ayuntamientos. Eran tiempos felices, cuando allá por 2008 el FAPAS apoyaba la revisión del plan del lobo que había propuesto la consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural y que otros grupos conservacionistas criticaron abiertamente. En palabras de Roberto Hartasánchez, la revisión que se iba a aprobar «permitía actuaciones puntuales a las que, el gestor se puede acoger para ampliar las batidas», y asimismo afirmaba que «el grueso de la medida es aceptable, y muchas de las críticas que le llegarán es de ecologistas que no comprenden los intereses de los ganaderos, son ecologistas de ciudad». Diez años después se postula como el máximo defensor del lobo y opina que el modelo de gestión de la especie en Asturias es «anárquico y arbitrario». Porque ahora "trabaja con independencia" y puede criticar sin tapujos, aunque a la vista de las noticias de los últimos días, esa independencia quizás haya sido forzada por la ruptura del convenio de colaboración que estuvo vigente durante 14 años entre el FAPAS y el Principado de Asturias, algo que no les ha sentado nada bien, ya que ha llevado a los tribunales al gobierno asturiano por ese motivo.
Pero esa supuesta independencia económica no solo se refiere a los dineros públicos. Cómo no recordar su defensa del eucalipto como «una pieza clave en la conservación del medio natural y como refugio para la fauna silvestre», expresadas en el "VI Encuentro forestal para partes interesadas", un simposio celebrado en Tapia de Casariego en julio de 2010 organizado y patrocinado por la empresa Norfor, la filial forestal del grupo ENCE. Y para justificar esa defensa, trataba de convencernos de que «La flor del eucalipto potenciará la polinización y traerá consigo un balance económico importante, además del incremento en la producción de alimento para la fauna silvestre», un argumento tan estúpido que produce sonrojo, pero justificable ya que "sus actuaciones no se basan en el conocimiento científico".
Desgraciadamente, los entresijos del convenio de colaboración entre el FAPAS y ENCE han sido eliminados de la red, y por supuesto tampoco figuran en su web, solo nos queda como recuerdo la entrada en google, aunque el link aparece roto. De todas formas, esos también eran tiempos felices, porque ahora el FAPAS ya no defiende a los eucaliptos, ahora los elimina. La independencia económica ha dado sus frutos.
Otro ejemplo de independencia económica es el convenio que FAPAS suscribió con la empresa Asturgold, en el que asesoraría a la empresa en el proyecto de la mina de oro que se pretende abrir en Salave (Tapia de Casariego). Este proyecto ha recibido numerosas críticas por el elevado coste medioambiental que supondría, y necesitaba de una asociación "ecologista" para que le diera un barniz conservacionista. Y ahí estaba el FAPAS y su propuesta estrella: "crear 'nichos ecológicos', destinados a potenciar la preservación y recuperación de especies, así como la creación de manchas vegetales que favorezcan la biodiversidad y minimicen cualquier afección visual de instalaciones". Ignoraba el señor Hartasánchez que un 'nicho ecológico' no es un lugar físico ni un objeto y por lo tanto no se puede crear, un nicho ecológico es un concepto abstracto que hace referencia al papel de una especie en un ecosistema, el lugar físico es el hábitat. Pero claro, esas cosas se enseñan en la universidad (y en el colegio, por cierto), y no saltando sobre la chepa de un jabalí para luchar por un trozo de tocino rancio.
Por cierto, ninguno de estos convenios, colaboraciones, denuncias y condenas, aparecen en su página web, algo que también es extraño ya que son ellos los que critican a otras asociaciones por no poner esas informaciones en las suyas.
Quizás el señor Hartasánchez y la asociación que preside deberían hacer examen de conciencia y explicarles a sus socios, sobre todo a los de fuera de Asturias, todas estas actividades, ya que en Asturias las conocemos bien. Mientras tanto, sería recomendable para su salud que se tomara una tila y se relajara un poco, y le copio literalmente la frase que cierra su artículo en referencia a ASCEL, porque a la vista de las noticias que se han adjuntado quizás se lo debiera aplicar a él mismo: "durante años ha flirteado con la Administración asturiana y mientras se beneficiaba de ello parecía mudo". Y ya que mudo no creo que pueda estar, por lo menos sería conveniente que cuidara su lenguaje y piense antes de hablar, porque sino va a quedar "con el culo al aire".
Curiosa afirmación para una asociación que durante años ha recibido sustanciosas subvenciones públicas, tanto del Principado de Asturias como de numerosos ayuntamientos. Eran tiempos felices, cuando allá por 2008 el FAPAS apoyaba la revisión del plan del lobo que había propuesto la consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural y que otros grupos conservacionistas criticaron abiertamente. En palabras de Roberto Hartasánchez, la revisión que se iba a aprobar «permitía actuaciones puntuales a las que, el gestor se puede acoger para ampliar las batidas», y asimismo afirmaba que «el grueso de la medida es aceptable, y muchas de las críticas que le llegarán es de ecologistas que no comprenden los intereses de los ganaderos, son ecologistas de ciudad». Diez años después se postula como el máximo defensor del lobo y opina que el modelo de gestión de la especie en Asturias es «anárquico y arbitrario». Porque ahora "trabaja con independencia" y puede criticar sin tapujos, aunque a la vista de las noticias de los últimos días, esa independencia quizás haya sido forzada por la ruptura del convenio de colaboración que estuvo vigente durante 14 años entre el FAPAS y el Principado de Asturias, algo que no les ha sentado nada bien, ya que ha llevado a los tribunales al gobierno asturiano por ese motivo.
Pero esa supuesta independencia económica no solo se refiere a los dineros públicos. Cómo no recordar su defensa del eucalipto como «una pieza clave en la conservación del medio natural y como refugio para la fauna silvestre», expresadas en el "VI Encuentro forestal para partes interesadas", un simposio celebrado en Tapia de Casariego en julio de 2010 organizado y patrocinado por la empresa Norfor, la filial forestal del grupo ENCE. Y para justificar esa defensa, trataba de convencernos de que «La flor del eucalipto potenciará la polinización y traerá consigo un balance económico importante, además del incremento en la producción de alimento para la fauna silvestre», un argumento tan estúpido que produce sonrojo, pero justificable ya que "sus actuaciones no se basan en el conocimiento científico".
El resumen público ya no es público
Desgraciadamente, los entresijos del convenio de colaboración entre el FAPAS y ENCE han sido eliminados de la red, y por supuesto tampoco figuran en su web, solo nos queda como recuerdo la entrada en google, aunque el link aparece roto. De todas formas, esos también eran tiempos felices, porque ahora el FAPAS ya no defiende a los eucaliptos, ahora los elimina. La independencia económica ha dado sus frutos.
Otro ejemplo de independencia económica es el convenio que FAPAS suscribió con la empresa Asturgold, en el que asesoraría a la empresa en el proyecto de la mina de oro que se pretende abrir en Salave (Tapia de Casariego). Este proyecto ha recibido numerosas críticas por el elevado coste medioambiental que supondría, y necesitaba de una asociación "ecologista" para que le diera un barniz conservacionista. Y ahí estaba el FAPAS y su propuesta estrella: "crear 'nichos ecológicos', destinados a potenciar la preservación y recuperación de especies, así como la creación de manchas vegetales que favorezcan la biodiversidad y minimicen cualquier afección visual de instalaciones". Ignoraba el señor Hartasánchez que un 'nicho ecológico' no es un lugar físico ni un objeto y por lo tanto no se puede crear, un nicho ecológico es un concepto abstracto que hace referencia al papel de una especie en un ecosistema, el lugar físico es el hábitat. Pero claro, esas cosas se enseñan en la universidad (y en el colegio, por cierto), y no saltando sobre la chepa de un jabalí para luchar por un trozo de tocino rancio.
Por cierto, ninguno de estos convenios, colaboraciones, denuncias y condenas, aparecen en su página web, algo que también es extraño ya que son ellos los que critican a otras asociaciones por no poner esas informaciones en las suyas.
Quizás el señor Hartasánchez y la asociación que preside deberían hacer examen de conciencia y explicarles a sus socios, sobre todo a los de fuera de Asturias, todas estas actividades, ya que en Asturias las conocemos bien. Mientras tanto, sería recomendable para su salud que se tomara una tila y se relajara un poco, y le copio literalmente la frase que cierra su artículo en referencia a ASCEL, porque a la vista de las noticias que se han adjuntado quizás se lo debiera aplicar a él mismo: "durante años ha flirteado con la Administración asturiana y mientras se beneficiaba de ello parecía mudo". Y ya que mudo no creo que pueda estar, por lo menos sería conveniente que cuidara su lenguaje y piense antes de hablar, porque sino va a quedar "con el culo al aire".
Hace tiempo que el Fapas dejó de ser lo que era, si algún día fue algo. Un articulo muy conciso David, me ha encantado enterarme de que va esta gente. Un fuerte abrazo!!!
ResponderEliminarHola Germán, como comento en el artículo, muchas de estas cosas las sabemos de sobra en Asturias, y te aseguro que hay mucho más, pero sorprende que fuera no trasciendan la mayoría de estas noticias. Y yo creo que la gota que colmó el vaso es que con todo eso se atrevan a criticar a gente que está trabajando muy duro en conservación y con resultados que están a la vista.
Eliminarun abrazo
Muy triste lo que cuentas, yo había tenido a FAPAS como un ejemplo a seguir hace muchos años, hasta que me enteré de su defensa del eucalipto. Y ahora todo esto. Gracias como siempre por dejar las cosas claras.
ResponderEliminarsaludos
José
Hola Jose, gracias por tu mensaje. Y ten en cuenta que lo del eucalipto solo es una pequeña muestra de todo lo que hay detrás.
Eliminarun saludo
FAPAS es una de esas empresas, disfrazadas de ONG, que tienen como modelo de negocio lo que los anglosajones llaman greenwashing.
ResponderEliminarHola Mendiño,
Eliminarno se puede decir mejor, greenwashing puro y duro. Y cambio de opinión constante dependiendo de quién sea el que ponga el jabón para el lavado verde. Todo muy pulcro.
un abrazo
Lo malo es que este organismo,tiene un prestigio,entre aquellos que no conocen en profundidad este mundillo (y que son ó somos,la inmensa mayoría) , que,a la vista está que no le corresponde,al menos en la actualidad.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Una exposición muy acertada y valiente. Lástima que no tenga mayor difusión Aunque tu blog lo seguimos muchos, tendría que llegar todavía a muchos más
ResponderEliminarUn saludo
Muy interesante ver como esta organización, que hace del insulto a otras ongs su baluarte, se descubre y deja de manifiesto su auténtico “pelaje”.. amén de su ignorancia , su mala praxis y su atrevimiento.
ResponderEliminarEs una pena.