En un prado cerca de la carretera vemos a una corza (
Capreolus capreolus) pastando tranquilamente sin apenas inmutarse por nuestra presencia. Al poco tiempo nos mira y sin darse mucha prisa se esconde entre la maleza. Parece que el número de corzos ha aumentado en los últimos años, de todas formas siempre es una alegría encontrarse a uno en el bosque, aunque sea sólo durante unos segundos, antes de que se esconda.
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